Por: María Josefina Arce
Ecuador ya no es el mismo. Atrás ha quedado la Revolución Ciudadana implementada por el ex presidente Rafael Correa y que devolviera la dignidad a todos los ecuatorianos y pusiera fin a la presencia militar norteamericano en esa nación.
Un proceso que implementó políticas a favor de los sectores más vulnerables y que trabajó por construir una sociedad más justa y equitativa, donde todos los ciudadanos tuvieran garantizados los más elementales derechos humanos.
Hoy Ecuador ha abierto sus puertas al FMI, Fondo Monetario Internacional, tristemente conocido por sus políticas de ajustes que profundizan las desigualdades sociales, y por tanto, el hambre y la pobreza.
Ecuador está viviendo tiempos que pensó habían quedado en el pasado. Es hoy escenario de protestas contra la política neoliberal que ha retornado al país de la mano del actual gobierno.
Las protestas se iniciaron el pasado día 15 contra el plan de ajuste implementado por el ejecutivo para satisfacer las exigencias del FMI, a cambio de un crédito pactado en febrero pasado por más de cuatro MIL millones de dólares.
Es así que han vuelto a ser de la cotidianeidad del país los recortes presupuestarios en educación y salud, esferas que bajo el mandato de Correa recibieron un fuerte impulso con la asignación de mayores fondos y su acceso a los sectores más vulnerables.
La política agraria de las autoridades también es cuestionada por las organizaciones campesinas que, estiman, favorecen a las transnacionales
Las manifestaciones tienen lugar en medio de un paro nacional, en el que participa el Frente Unitario de Trabajadores, ante las posibles reformas laborales, que comprenden la jornada de trabajo de seis días y hasta doce horas.
Asimismo rechazan los incrementos de aportes al Instituto Ecuatoriano de Seguidad Social, así como las eliminaciones del pago de horas suplementarias, bonificaciones por jubilación, el aumento del precio de los combustibles y la electricidad, tras eliminar los subsidios.
Por demás, la población ha sido testigo de cómo el actual gobierno ha propiciado un acercamiento a Estados Unidos, que antes de la presidencia de Correa mantenía una fuerte presencia militar en la base de Mantua y de la cual tuvo que salir en 2009
Asimismo Quito y Washington han reanudado la cooperación militar, que incluye la utilización como base aérea para las tropas norteamericanas de las Islas Galápagos, una de las reservas naturales más importante del planeta.
Como colofón del renacimiento de los nexos entre Ecuador y Quito, criticado por gran parte de la sociedad, el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, fue recibido en esa nación andina, que ya el año anterior había sido visitada por altos funcionarios estadounidenses.
Cuando asumió la presidencia, Correa dijo que su gobierno estaba empeñado en superar lo que llamó “la larga y triste noche neoliberal que había destruido a Suramerica”, y asi lo hizo, pero lamentablemente con la actual administración el pueblo ecuatoriano ha visto como el país retorna al pasado y esa política entreguista, discriminatoria y excluyente ha vuelto.
