Por María Josefina Arce.

En el 2019 el gobierno del presidente estadounidense. Donald Trump, recrudeció el bloqueo contra Cuba y en el año que recién comienza ya ha trascendido que prepara nuevas acciones hostiles contra el pueblo cubano.

Ese ha sido el proceder de las diversas administraciones norteamericanas desde el triunfo mismo de la revolución, en enero de 1959. A partir de esa fecha se hizo patente la política agresiva de Washington contra la Mayor de las Antillas. La primera muestra fue acoger en su territorio a los esbirros de la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista.

Veinticuatro meses después no quedaban dudas del derrotero que seguiría la política estadounidense hacia la nación antillana. El 3 de enero de 1961 Washington rompía las relaciones con La Habana, a la que intentaba atosigar por todos los frentes.

Ya desde ese año Estados Unidos alentaba el alzamiento de bandidos en la zona montañosa del Escambray, en la región central del país, base de sus operaciones.

Las fuerzas revolucionarias y el pueblo en general aplastaron estos intentos de derrocar a la revolución, pero ya la Patria se había enlutado por el asesinato del campesino Pedro Lantigua y de los jóvenes alfabetizadores Manuel Ascunce Domenech y Conrado Benítez.

En 1961 vendría la invasión mercenaria de Playa Girón, financiada y apoyada por el país norteño. En apenas 72 horas los cubanos derrotarían a las fuerzas invasoras, entrenadas por la CIA, Agencia Central de Inteligencia, de Estados Unidos.

Larga es la lista de las agresiones y acciones terroristas que en estos 61 años de revolución ha realizado Washington contra el pueblo cubano. En ese contexto se inscriben los sabotajes contra objetivos económicos y civiles como el perpetrado contra un avión comercial en Barbados en 1976 y contra hoteles en La Habana en 1997.

Han sido comunes a estos 61 años los constantes intentos por asesinar a los líderes de la revolución, en especial a Fidel Castro, y la guerra biológica de Estados Unidos, que ha introducido plagas que afectaron cultivos y animales, pero también a los ciudadanos cubanos. Recordemos la epidemia de dengue en la década del ochenta del siglo pasado.

Campañas para intentar desprestigiar a Cuba, transmisiones ilegales de radio y televisión, utilización de las redes sociales para intentar subvertir el orden constitucional también forman parte de las agresiones de más de seis décadas.

El bloqueo aún está presente, a pesar de la mayoritaria demanda internacional de que se ponga fin a esa obsoleta y unilateral medida, que el gobierno de Trump se ha empeñado en reforzar.

En el 2019 se sucedieron las sanciones contra el pueblo cubano, a una gran velocidad, casi una por semana, de acuerdo con las autoridades, y en el 2020 todo indica que continuará esta política, pero como bien afirmara el presidente Miguel Díaz Canel los cubanos somos vencedores de lo imposible y seguiremos creando, innovando, creciéndonos ante las dificultades.