Torpementes vivos quienes agravian a los que deben venerarse

Eldonita de Maite González Martínez
2020-01-07 07:55:42

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Por: Roberto Morejón

Próximos al aniversario 167 del natalicio del Héroe Nacional José Martí, los cubanos evocan con más fervor su legado, porque él encarna símbolo supremo y denostarlo es una deslealtad.

Pronto los niños pedirán a sus padres una flor para llevarla a los bustos del Apóstol en parques de ciudades y poblados, y así reverenciarlo.

El 28 de enero los cubanos rendirán tributo al Maestro, una de las figuras clave en la lucha anticolonialista contra la metrópoli española y en la forja del alma ciudadana.

Muchos recordarán que él retrató con sarcasmo la cultura del mercado, hoy en boga en parte del planeta a través del neoliberalismo.

Los cubanos reconocen en el fundador del periódico “Patria” a quien desde sus crónicas y ensayos reprobara el exagerado amor, “exclusivo” y “desasosegado”, según escribió, hacia las fortunas materiales.

Ese apego, sentenció el fundador del Partido Revolucionario Cubano, “NO es una buena raíz de pueblo porque pule solo de un lado a las gentes y les da a la par aire de colosos y de niños”.

La prosperidad ---defendió el luchador iluminado--- depende del trabajo del Hombre.

Los cubanos pueden inspirarse en ese precepto, al enaltecer a las fuerzas que con su energía crean los bienes materiales y espirituales que sustentan la existencia y la elevan.

El narrador y poeta defendió igualmente el culto a la dignidad del ser humano, a la libertad, a la justicia y al provecho de la virtud.

Su amor al prójimo y aversión plena a la opresión afianzaron su propósito dominante de liberar a Cuba.

En la ciudad de Tampa, expresó José Martí en mil 891: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.

Para el autor del libro “La edad de oro”, tiernamente escrito por el intelectual y político sagaz, eran claves el amor, la honestidad y el apego a la patria.

NO hacen gala de esos valores quienes osen, en actos aislados y NO por ello menos condenables, tachar efigies, bustos o retratos de héroes y mártires, para supuestamente calzar sus posturas.

Porque ---siempre en la cuerda de las ideas de José Martí--- Hombre es algo más que ser torpemente vivo: es entender una misión, ennoblecerla y cumplirla.

Los cubanos de hoy también bregan por sus infantes y a ellos NO se les puede mostrar, cual supuesto camino inevitable, el ultraje a afincados emblemas de la nacionalidad.



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