Por María Josefina Arce
Casi un asesinato de líderes sociales o ex guerrilleros se registra diariamente en Colombia, donde la paz parece haberse quedado en el papel por el insuficiente compromiso y voluntad política del gobierno del presidente Iván Duque para poner coto a la violencia que sacude al país.
De acuerdo con las últimas informaciones, en lo que va de año han sido asesinados 27 ex miembros de la guerrilla, quienes estaban en proceso de reincorporación a la sociedad.
En un contexto de persistente violencia, el ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común expresó su preocupación por la ausencia de garantías de seguridad, reflejada en la continuidad sistemática del asesinato de líderes sociales y de exguerrilleros de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo.
La otrora guerrilla cumplió con lo pactado e hizo dejación de las armas, como estipula el histórico acuerdo de paz alcanzado en La Habana en 2016, e inició su proceso de reinserción en la sociedad colombiana.
Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, subrayó que la seguridad es uno de los principales desafíos para la implementación del Acuerdo.
Pero para lograrlo hay que poner en marcha todo lo pactado, que incluye crear oportunidades económicas para todos, especialmente en las zonas donde se focalizó el conflicto armado, un aspecto todavía pendiente por la morosidad del gobierno.
La violencia en Colombia tiene varias aristas y afecta a muchos, pues los niños también se han visto envueltos en esta espiral. En las últimas horas la ONU denunció que desde noviembre de 2016 hasta julio de 2019 se han registrado 600 casos de reclutamiento forzoso para combatir de menores de edad.
'Los niños siguen estando expuestos a graves violaciones a medida que otros grupos ocupan el espacio dejado por la retirada de las FARC', ha alertado la representante especial de la ONU para la infancia y los conflictos armados, Virginia Gamba, a través de un comunicado.
La ONU ha relatado que ha verificado al menos 186 casos de menores, algunos de tan solo cinco años, que fueron asesinados o mutilados, en la mayoría de los casos por fuego cruzado o restos de minas, pero también en ataques contra escuelas y hospitales.
Es complejo el panorama en Colombia, donde la situación se ha deteriorado en muchas regiones del país y la población civil sufre la presencia de otros grupos armados y se suceden los asesinatos selectivos, el reclutamiento de menores, desplazamientos masivos y personas desaparecidas.
El 2020 parece seguir la tendencia del 2019, que fue un año especialmente violento. Y la situación existente hoy hace preguntarse si realmente se puede hablar de post conflicto armado en Colombia, donde proliferan los grupos paramilitares y la violencia parece no tener fin.