La doble moral de Estados Unidos

Eldonita de Maite González Martínez
2020-05-14 07:53:02

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Imagen / Cubadebate.

Por Maria Josefina Arce

Las ya debilitadas y tensas relaciones entre Cuba y Estados Unidos acaban de recibir un nuevo golpe por la unilateral inclusión nuevamente de la Mayor de las Antillas en la lista de países que no colabora en la lucha antiterrorista y que cada año Washington confecciona a su antojo y según sus intereses hegemonistas.

Desde la llegada a la presidencia de Donald Trump en 2017 se ha venido preparando el terreno para esta nueva acción hostil. El discurso agresivo del mandatario, rodeado de elementos de la extrema derecha de origen cubano asentados en Miami, hacían prever este paso.

La Casa Blanca ha ido trazando el camino. Es así que se ha encargado de mantener vivo el tema de los supuestos ataques sónicos que sufrieron sus diplomáticos en La Habana, aunque nunca se encontraron pruebas al respecto, tras la exhaustiva investigación realizada por las autoridades cubanas, en la que participaron destacados especialistas.

Lo que si resulta curioso es que esta acción tiene lugar pocas horas después de que Cuba reiterara su denuncia por el silencio cómplice del gobierno estadounidense sobre el ataque terrorista del  pasado 30 de abril contra la representación diplomática cubana en Washignton.

En conferencia de prensa, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, subrayó que ese acto terrorista es resultado directo de la política y del discurso agresivo, de odio del gobierno de Estados Unidos y de la constante instigación a la violencia de políticos estadounidenses y grupos extremistas cubanos que han hecho de ese tipo de ataques su medio de vida.

El pretexto utilizado ahora es el tema colombiano y las negociaciones de paz. Se alega que tras producirse en enero del pasado año el atentado en Bogotá  contra la  academia de policías,  La Habana no entregó  a las autoridades colombianas a miembros del Ejército de Liberación Nacional que se encontraban en la capital cubana en las conversaciones.

Aunque los negociadores de la guerrilla negaron cualquier vínculo con el hecho, el presidente colombiano, Iván Duque,  exigió su entrega.

Sin embargo, Cuba como mediadora de las conversaciones estaba imposibilitada de acceder a esa demanda, pues hubiese estado tomando partido, lo que no se correspondía con su función de país garante del proceso.

Durante años los diversos gobiernos estadounidenses incluyeron al archipiélago cubano en esa lista, que como muchos afirman refleja una doble moral, pues a lo largo de siglos Estados Unidos ha apoyado y financiado golpes de estado, desatado guerras, saqueado los recursos naturales de otros países y adoptado sanciones contra  pueblos que no acatan sus dictámenes.

En 2015 a raíz del acercamiento entre los dos estados, bajo la presidencia de Barack Obama, fue sacada Cuba de esa lista en la que nunca debió estar, pues conocido es su respeto por el derecho internacional y su postura a favor de la paz y la estabilidad internacional.

Ahora en tiempos de pandemia y cuando Cuba ha marcado la diferencia en el mundo por su ayuda médica incondicional a otras naciones en el enfrentamiento a la COVID 19, intensifica Estados Unidos sus acciones agresivas y su discurso hostil, al tiempo que mantiene el genocida bloqueo, aún en contra de los reclamos internacionales y de muchos estadounideneses de que se le ponga fin a esa medida, que  constituye terrorismo de Estado.



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