Anciana durante rutina médica, previa a la vacunación contra la Covid-19 en Cienfuegos.  Imagen / RHC / Mireya Ojeda

Por María Josefina Arce

El presidente estadounidense, Joe Biden, debería callar o por lo menos documentarse mejor antes de emitir opiniones sobre  otras naciones, y no escuchar exclusivamente a quienes en el caso de Cuba han hecho de la política hostil  un lucrativo negocio y durante décadas han desvirtuado la realidad cubana.

Sorprendieron sus palabras sobre su supuesta disposición de enviar vacunas a la Mayor de las Antillas, desconociendo que nuestra comunidad científica dió vida al primer inmuno contra la COVID 19 de América Latina y el Caribe.

Abdala es fruto de la abnegación, alta preparación y conocimientos de nuestros investigadores, que debieron sortear los obstáculos que impone el bloqueo de Estados Unidos y que su administración, a pesar de los reclamos internacionales a favor de su fin,  mantiene sin cambios, incluso las más de 200 medidas de su antecesor Donald Trump.

Pero además, junto a Abdala el país cuenta con otros cuatro candidatos vacunales, de gran eficacia. Ya sobrepasa los dos millones el número de cubanos que han sido vacunados con los fármacos producidos en el país.

La campaña de inmunización se extiende y avanza en las distintas provincias, y en regiones como en La Habana y el municipio especial Isla de la Juventud se concluyó entre las personas mayores de 19 años, que no son alérgicas al timerosal o presentan otros riesgos de salud.

Pero en aras de esos ciudadanos se trabaja también y se producen las dosis sin esa sustancia. Se espera que para septiembre venidero se comience su inmunización.

La protección contra la enfermedad causada por el nuevo coronavirus llega igualmente a las embarazadas y puérperas, al tiempo que marcha satisfactoriamente el ensayo clínico en niños de tres a 18 años.

La inmunización abarca a todos los ciudadanos, como bien enfatizan científicos del archipiélago en una carta a Biden, quien dejó entrever la posibilidad de una intervención Internacional para garantizar que todos los cubanos reciban vacunas.

En su misiva la comunidad científica cubana le informa al mandatario estadounidense, que al parecer ignora ese detalle, que la inmunizacion es parte del sistema de salud público, universal y gratuito para todos los ciudadanos, sin importar su condición socioeconómica, política, religión, sexo o raza.

Creado en 1962 el Programa Nacional de vacunación ha garantizado que los cubanos estén protegidos contra 13 enfermedades potencialmente mortales, un logro reconocido por organismos sanitarios internacionales que además, se han apoyado en Cuba para desarrollar en otras naciones campañas de vacunación.

Las dificultades que pueda atravesar el actual proceso de inmunización en Cuba contra la COVID están dadas por las limitaciones que impone el bloqueo en la adquisición de ingredientes vitales para la producción de los inmunos y de material necesario como las jeringuillas.

La Mayor de las Antillas, no niegan los científicos en su carta, tiene en estos momentos  una compleja situación epidemiológica por la presencia de distintas cepas de la COVID 19, más contagiosas, y su enfrentamiento se ve obstaculizado precisamente por el mantenimiento de un cerco económico.

Hay una frase popular que dice que callar es de sabios y pienso que lo más sabio sería dejar de lado la confrontación, que sirve a unos cuantos para llenar sus bolsillos. El mundo necesita, no solo ante la COVID 19, de acciones conjuntas, solidarias y de respeto, la base sobre la cual podrían trabajar los pueblos en su mutuo beneficio.