El rosario de causas de la migración hacia la frontera sur de Estados Unidos tiene aristas diversas. Foto: Archivo/RHC
Por Roberto Morejón (RHC)
Estados Unidos anunció ampulosamente un plan de inversiones de empresarios privados en Centroamérica para contener la oleada migratoria, pero la decisión queda corta y está lejos de entender que el fenómeno es multicausal.
El procedimiento abarca la insuficiente cifra de mil 200 millones de dólares para, según la Casa Blanca, ofrecer empleos y afincar a los centroamericanos en su tierra natal.
La administración demócrata aparta otros males que aquejan a los potenciales caminantes.
Muchos centroamericanos aducen, con razón, desconfiar de las instituciones públicas, frágiles y dañadas por la corrupción, ante la cual los jueces son removidos si intentan frenarla.
La violencia, la inseguridad y sobre todo la impunidad castigan a los lugareños, para quienes NO hay reversión cuando son despojados del acceso a servicios básicos.
También la desprotección golpea a poblaciones inermes ante el auge de la delincuencia y el crimen organizado, a menudo conectado con el narcotráfico.
Hacia esas conductas derivan pobladores ante el auge de la pobreza, pues si bien en algunos países tratados de paz pusieron fin a conflictos armados, nunca resolvieron insondables diferencias sociales y económicas, así como la inseguridad alimentaria.
Por cierto, el número de personas en esa desesperante circunstancia en El Salvador, Guatemala y Honduras pasó de 2,2 millones en 2019 a 6,4 millones en el año en curso, a lo que contribuyó el azote de la pandemia por el nuevo coronavirus.
Las tres naciones dependen de un exiguo grupo de materias primas, las industrias NO están diversificadas y las oligarquías permanecen aferradas a viejos patrones de explotación laboral.
En ese contexto desventajoso, los habitantes de los países referidos se preguntan si algún día contarán con las condiciones mínimas de protección de su salud y el acceso expedito a sistemas educativos inclusivos.
Sin dudas, el rosario de causas de la migración hacia la frontera sur de Estados Unidos tiene aristas diversas.
Estas son ignoradas por los actuales inquilinos de la Casa Blanca, quienes apuestan por la divulgada inversión privada que crearía, dicen, diluvio de empleos, hasta contener el incómodo flujo de los sin papeles.
Los centroamericanos se preguntan si el estridente anuncio solo consiste en una oportunidad adicional de negocios para las empresas privadas involucradas.
