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Por: Roberto Morejón

Venezuela ha sido objeto de sanciones y ataques nocivos para la economía, la seguridad y el bienestar, como ocurre con los sabotajes a la industria energética.

Las autoridades denunciaron la explosión en un conducto de gasolina en la región oriental, a causa de un acto intencional, con el saldo de tres personas heridas, un incendio y pérdidas aún pendientes de calcular.

Los venezolanos recuerdan en su dramatismo los sabotajes a la generación de electricidad, como parte de planes siniestros que llegaron a afectar sensiblemente la vida nacional.

Se trata de una guerra dirigida por extremistas que buscan acabar con el gobierno del presidente constitucional, Nicolás Maduro.

El más reciente atentado contra un ducto de gasolina se inscribe en un ambiente de aparente euforia de la maltrecha, desunida y beligerante oposición extremista de Venezuela.

El presidente fantoche, Juan Guaidó, aplaudió el triunfo del aspirante opositor a la gobernación del estado de Barinas, cuna de la familia de los Chávez.

Los seguidores de Guaidó y de otros recalcitrantes entregados a las instrucciones de Washington eluden referirse a que el Polo Patriótico, con el Partido Socialista Unido de Venezuela al frente, ha obtenido 19 de las 23 gobernaciones. 

Por lo tanto, es indiscutible el predominio de las fuerzas progresistas y también el modesto avance en la economía.

En medio de innegables carencias derivadas de las feroces sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea, Venezuela comienza a salir de la hiperinflación.

Así se considera al registrar cuatro meses consecutivos con una variación de inflación mensual de un solo dígito.

No quiere decir que la presión del alza de los precios fuera borrada, pero confirma que los esfuerzos desde el gobierno comienzan a dar resultados en pos de oxigenar el mercado interno.

A ello contribuye cierto repunte, aun modesto, en la producción de petróleo, cuya industria recibió un duro castigo por las puniciones estadounidenses.

La estatal PDVSA comenzará a exportar crudo diluido luego de una paralización de nueve meses, al tiempo de lograrse asimismo el aumento de la producción de gasolina.

Es posible que los avances, aunque sean moderados, irriten a los extremistas, al punto de incentivarlos a replicar métodos criminales, no exentos de desesperación.