Intentan excusar al Congreso peruano

Eldonita de Maite González
2022-12-10 06:44:10

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LaRepublica.pe

 

Por: Roberto Morejón

El Norte industrializado y la prensa hegemónica pretenden hacerle creer a la comunidad internacional que el único responsable de la grave crisis política en Perú es el ahora ex presidente Pedro Castillo, y exculpar al dividido Congreso.

El maestro rural devenido en primer mandatario gracias a una votación en las urnas fue acosado desde el mismo momento de su triunfo.

Así lo hicieron la oligarquía y las élites políticas, reacias a aceptar desafíos provenientes desde el Perú  profundo.

Desde esas tierras, donde son más visibles la desigualdad, pobreza e informalidad laboral, reclaman un vuelco al ejercicio tradicional de la política en Perú.

Pero la derecha y los partidarios trasnochados del ex dictador Alberto Fujimori intentan ahogar las demandas populares, de ahí que la figura de Castillo se convirtiera en un obstáculo.

Asentados en un congreso dividido y con declinante prestigio en la opinión de los peruanos, la derecha pisó los talones de Castillo, le impidió gobernar y cumplir promesas electorales, ante lo cual el dignatario se vio también cuestionado por seguidores.

Como expresó el presidente colombiano, Gustavo Petro, Castillo fue arrinconado por ser profesor de la sierra y presidente de elección popular.

Sometido a cerco judicial, acusado de corrupción, expuesto a dos intentos de vacancia, arma predilecta de los legisladores fanáticos, el hasta hace poco primer mandatario vio reducido su margen de maniobra, hecho reflejado en la inestabilidad en su gabinete y contradictorias decisiones.

Desesperado, el líder sindical llevado al palacio de Pizarro, se lanzó al vacío en lo que muchos llaman suicidio político al querer disolver el Congreso, sin ningún respaldo.

Con la negativa a apoyarlo de las fuerzas armadas y la policía, el ahora ex gobernante se quedó solo y fue detenido.

Pero el guión de que el Congreso es la víctima funciona solo en las páginas de la prensa corporativa y en los mensajes del Departamento norteamericano de Estado.  

La Cámara peruana jugaba todas sus cartas a la separación de Castillo, a quien obligó a ejecutar 60 cambios de gabinete, aunque no pretende elecciones adelantadas ante el temor de sus integrantes de perder influencia y escaños.  

La suerte de Castillo parecía escrita desde hace tiempo porque así lo quisieron la oligarquía y los poderes legislativo, judicial y mediático.

Pero esas fuerzas no lograrán engañar a la mayoría de los peruanos. Muchos pasan revista a lo que cumplió o no pudo hacer Castillo, pero también señalan acusadoramente a sus contendientes, de ropaje democrático.



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