Juan Guaidó
por Roberto Morejón
Juan Guaidó, el presidente encargado de Venezuela según la terminología de Estados Unidos y la derecha latinoamericana, ha sido apartado de su podio de barro por los mismos que lo auparon en un delirante ejercicio de ficción, coronado con el fracaso.
Las noticias de la defenestración de quien trataron de presentar como el caudillo opositor por excelencia en Venezuela han tenido ínfimo espacio en la prensa hegemónica.
Así ha sido en contraste con el realce otorgado cuando Guaidó “juró” su cargo en una plaza de Caracas en 2019, sin banda presidencial, votos y traspaso de mando, solo rodeado de exaltados antichavistas.
Donald Trump, quien como presidente intentara un golpe contra el Capitolio de su país en 2021, reconoció al flamante primer mandatario caraqueño y le otorgó lo que en el criterio del magnate republicano sería suficiente, el aval del Norte.
No se trataba de una criatura surgida espontáneamente sino de un experimento diseñado en Washington para enfrentar al gobierno constitucional de Venezuela, sancionado por Estados Unidos.
Con rapidez ilustrativa, las cancillerías derechistas en países latinoamericanos, el llamado Grupo de Lima, hoy extinguido, y el Parlamento Europeo secundaron servicialmente el paso de Trump.
De esa forma le daban aureola a quien nombraba a sus allegados como embajadores, pero estos no tenían legalidad, y al presidente que nunca habló en la ONU o pudo ejercer control en el territorio nacional.
Eso sí, Guaidó estuvo bajo críticas por su falta de transparencia y corrupción e intentó un golpe de estado en Venezuela junto a Leopoldo López, de su mismo partido Voluntad Popular, en vano intento por atraer a las fuerzas armadas a su redil.
Al cabo de cuatro años de procedimientos para validar lo increíble, la Asamblea Nacional de 2015 en el exilio, tan irreal como el presidente encargado, acaba de derrocar a este último porque, según acepta, no es útil.
Estados Unidos quedó varado sin una representación por apuntalar, aunque para enjuagar la cara, el portavoz del Consejo de Seguridad nacional, John Kirby, comentó que su gobierno sigue reconociendo lo que calificó de autoridad de la Asamblea Nacional de Venezuela de 2015.
O sea, otro rejuego de extravagancia política para el que, estérilmente, busca seguidores.