Candidatos a elecciones presidenciales Kamala Harris y Donald Trump
por Guillermo Alvarado
Cuando faltan exactamente tres semanas para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, tanto los sondeos de intención de voto como las opiniones de los expertos apuntan a un proceso que no logró despertar el entusiasmo de los ciudadanos convocados a las urnas.
Si bien los estilos de ambos contendientes, el expresidente Donald Trump, y la actual vicepresidenta Kamala Harris, son marcadamente diferentes, lo cierto es que ninguno de ellos parece conectar con la gente y se perfila más bien la opción de votar por el mal menor y no por el mejor candidato.
El país norteño parece estar viviendo un fenómeno que va siendo frecuente en el resto del continente y también en la Unión Europea y es que la gente común y corriente, el ciudadano medio como suele decírsele, no siente que la clase política represente sus intereses más apremiantes.
Así se puede concluir del hecho de que transcurren los días y las encuestas no muestran ningún movimiento significativo hacia uno y otro bando, lo cual equivale a decir que la opinión pública está estancada.
En términos generales los sondeos ponen por delante a Harris, pero sin salir del margen de error, lo que da un empate técnico.
Ya casi en la recta final los candidatos están muy concentrados en la lucha por el voto en sectores que pueden ser clave, como los trabajadores, en particular los obreros, y los inmigrantes de origen latino.
Respecto a estos últimos, Harris está en desventaja pues está logrando muy poco impacto y la intención de voto a su favor es incluso inferior a la que tuvo Joseph Biden en las elecciones pasadas.
Paradojas fuera, Trump, que es un furioso antiinmigrante y xenófobo reconocido, está ganando simpatías entre los latinos, a pesar de que claramente ha dicho que les hará la guerra a quienes intenten cruzar la frontera con México.
Los demócratas también tienen problemas con otras comunidades, como ocurre en la ciudad de Detroit, Michigan, donde el 80 por ciento de la población es afrodescendiente y la tendencia al voto está disminuyendo, sobre todo en el sector masculino.
En Michigan, uno de los estados más importantes electoralmente hablando, vive una gran población de origen árabe que está indignada por el apoyo irrestricto que el gobierno de Biden y Harris está dando a Israel.
Tres semanas es poco tiempo para que muchas cosas cambien, por lo que pudiera decirse que no hay nada decidido en cuanto a los resultados del 5 de noviembre en una potencia comprometida con la guerra y la muerte.