
Foto: Maritza Gutiérrez
Por: Maritza Gutiérrez
A propósito de la reciente celebración de la XI Convención Internacional Ciencias de la Tierra, encuentro que permitió un amplio intercambio sobre el quehacer de Cuba en este campo, particularmente en la mineria, la exploración petrolera, las aguas subterráneas, la reducción de riesgos y los materiales de construcción, es útil reflexionar sobre la importancia de las Geociencias y sus desafíos.
En el cambiante y complejo mundo actual, las geociencias emergen como una disciplina crucial para comprender y enfrentar numerosos desafíos que la humanidad enfrenta. Desde el cambio climático hasta la gestión sostenible de recursos naturales, el estudio de la Tierra se convierte en una llave fundamental para abrir las puertas a soluciones efectivas y sostenibles.
Las geociencias abarcan una variedad de subdisciplinas que incluyen la geología, la meteorología, la oceanografía y la geografía, entre otras. Cada una de ellas ofrece herramientas para desentrañar los misterios de nuestro planeta y su funcionamiento.
En un momento en que los efectos del cambio climático son palpables, discernir patrones climáticos, entender la composición del suelo y analizar la biodiversidad son vitales para fomentar una respuesta eficaz ante fenómenos naturales extremos, como huracanes, sequías e inundaciones. Las informaciones recabadas por los geocientíficos ayudan a predecir y mitigar los impactos de estos eventos, salvaguardando vidas y propiedades.
Además, la explotación de recursos naturales, como agua, minerales y energía, requiere un profundo conocimiento geocientífico. La sobreexplotación de estos recursos ha llevado a crisis ambientales en diversas regiones del planeta. Aquí radica otra faceta fundamental de las geociencias: la promoción de un uso responsable y sostenible de los recursos.
Mediante la investigación y el análisis, los geocientíficos pueden asesorar sobre las mejores prácticas para la extracción y uso de recursos, minimizando el daño al medio ambiente mientras se satisface la demanda humana.
Otro aspecto a considerar es la acelerada urbanización que experimentan muchas ciudades en todo el mundo. El crecimiento poblacional y la expansión de áreas urbanas presentan una serie de retos, como la planificación eficaz del uso del suelo y la gestión de riesgos geológicos, como deslizamientos de tierra y sismos. Las geociencias proporcionan un marco de referencia para desarrollar infraestructuras resilientes y seguras, basadas en un análisis exhaustivo del terreno y su comportamiento.
Por último, las geociencias también juegan un papel esencial en la educación y la conciencia pública sobre cuestiones ambientales. A medida que la población toma conciencia de los problemas que enfrenta la Tierra, el conocimiento geocientífico se vuelve un pilar sobre el que se construyen decisiones individuales y colectivas.
Promover una cultura de respeto y entendimiento hacia el medio ambiente es fundamental para garantizar el bienestar de las futuras generaciones.
De modo que ante los inminentes desafíos ambientales y sociales, el conocimiento generado por esta disciplina se convierte en un recurso invaluable para construir un futuro más sostenible y resiliente.
En Geociencias 2025 el ministro de energía y minas Vicente La O Levy reafirmó el compromiso de Cuba para integrar los avances presentados «en la planificación estratégica del sector energético y para garantizar que cada descubrimiento y cada innovación sean herramientas para la prosperidad y el bienestar de nuestro pueblo….por un futuro sostenible, soberano y respetuoso con su patrimonio geológico y natural»
Invertir en geociencias no solo es una necesidad, sino también una responsabilidad colectiva para avanzar hacia un mundo que equilibre el desarrollo humano y la conservación de nuestro planeta.
La interconexión entre la humanidad y la Tierra debe ser el eje central de nuestras acciones, y las geociencias son el faro que guía el camino a seguir.