Por: María Josefina Arce

El pasado año Cuba y Japón renovaron sus nexos bilaterales, que hoy marchan exitosamente y con grandes posibilidades de continuar fortaleciéndose en lo económico y comercial, especialmente en el sector energético.

De ahí que recién concluyera una visita al país asiático el ministro cubano de Energía y Minas, Alfredo López Valdés, quien examinó con las autoridades las perspectivas de una mayor colaboración en esa esfera.

López Valdés dialogó con directivos de la Agencia Internacional de Cooperación de Japón y pasó revista a los proyectos que en el sector de la energía se desarrollan entre los dos países, mediante la Conferencia Económica Japón-Cuba y su subcomité de energías, recientemente creado.

El ministro cubano se reunió también con representantes de importantes empresas niponas vinculadas al sector de la energía que trabajan con La Habana en diversos proyectos de esta rama y visitó algunas de sus instalaciones principales en las localidades de Fukushima e Ibaraki.

Japón ha apostado en los últimos años por la energía renovable y es una de las naciones que en la actualidad dedica anualmente importantes sumas de su presupuesto estatal al desarrollo de las mismas.

Hoy por hoy es líder mundial en el uso de la energía solar, mientras que también ha centrado su interés en la eólica, de biomasa y geotérmica. En esta última el país tiene un alto potencial al ser el tercero a nivel mundial con mayor actividad volcánica.

Pero no es solo en la esfera de la energía que Tokio y La Habana buscan expandir sus vínculos, llamados a diversificarse y ampliarse, meta en la que han trabajado en los últimos meses.

La presencia japonesa en la Feria Internacional de La Habana, en noviembre pasado, habla del interés nipón por ampliar el intercambio en múltiples sectores de la economía.

Las dos naciones buscan llevar a un nivel superior las relaciones económicas y comerciales bilaterales, así como lograr resultados tangibles en el intercambio teniendo en cuenta las potencialidades del proceso de actualización del modelo económico y social cubano.

Durante décadas ha existido un fructífero intercambio a través de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, que ha implementado proyectos conjuntos en actividades de interés estratégico en la Mayor de las Antillas, como la producción de arroz y el manejo de residuos sólidos en la Bahía de La Habana.

Sin dudas, existe un gran interés y múltiples posibilidades para profundizar aún más las relaciones cubano-japonesas que el pasado año experimentaron un repunte y que tienen un prometedor futuro.