Por Pedro Rioseco (PL)
Para la periodista Gisela López que presenció todo el proceso de búsqueda de los restos de Ernesto Che Guevara y sus compañeros de guerrilla, hoy ministra de Comunicación de Bolivia, este 50 aniversario de su muerte tiene un significado muy importante.
En entrevista con Prensa Latina, emocionada al recordar la llegada del Che a Bolivia hace medio siglo y en estos días su muerte durante la dictadura de René Barrientos, López afirma la voluntad de renovar las fuerzas y energías evolucionarias. Y, puntualiza, retomando el legado que el Che nos dejó relanzar las luchas antiimperialistas desde este país y este preciso lugar donde él ofrendó su vida por causas y justicia social, que tienen mucho que ver con el proceso de cambio liderado por el presidente Evo Morales.
Al conversar sobre sus vivencias como periodista de un diario de Santa Cruz encargada de reportar la búsqueda de los restos del Che y sus compañeros argentinos, cubanos, bolivianos y peruanos, López recuerda el interés de Estados Unidos por ocultarlos.
Había mucha presión en 1995 sobre el general Mario Vargas Salinas por sus declaraciones de que había sido enterrado, para establecer el lugar exacto donde estarían los restos del Che y el gobierno boliviano de Gonzalo Sánchez de Lozada aprueba un Decreto Supremo, comentó.
En este decreto, precisa López, se autorizaba desde una perspectiva humanitaria buscar los restos del Che Guevara, y el gobierno boliviano solicita el apoyo de un equipo de forenses argentinos que son los primeros que arriban a Bolivia.
En diciembre de 1995 se incorporan un grupo de especialistas cubanos a la búsqueda en Vallegrande, mientras Vargas Salinas permanece con arresto domiciliario y cuando lo llevan a la antigua pista aérea dice haberse olvidado del lugar exacto, señaló.
Estaba prácticamente la búsqueda en manos de los militares por lo cual iba a ser imposible encontrar el lugar, acotó, pero los ojos del mundo se ponen sobre Vallegrande a fines de noviembre de 1995 y la ciudad cobra una notoriedad periodística con enviados de varios países.
El período de búsqueda va desde diciembre de 1995 hasta 1997, primero se encuentran restos de tres guerrilleros en Cañada de Arroyo, Vallegrande, y en marzo de 1996 se retira el equipo de antropología forense de Argentina, recuerda la ministra.
El equipo cubano se queda sólo en la misión y definen una estrategia de trabajo sustentada en los cuatro puntos de la investigación histórica, dijo, con unas mil entrevistas dirigidas por la cubana María del Carmen Ariet, para sustentar las excavaciones y los posteriores hallazgos.
Siempre hubo la intención de truncar y hacer fracasar esta etapa de búsqueda de los restos, denunció López, incluso un oficial de la CIA escribe a Aleida, la hija del Che, con supuestas pistas sobre la tumba de su padre, con la intención de desviar el trabajo en Vallegrande.
Al no recibir respuesta la CIA no logra su cometido, se queda con las ganas y la televisión lista, e intenta parar la búsqueda con presiones al gobierno boliviano de Sánchez de Lozada, quien puso un ultimátum al trabajo de los investigadores cubanos, recordó.
Coincide eso, agregó, con un cambio de gobierno en el que el exdictador Hugo Banzer gana las elecciones y a quien nunca le iba a interesar se hallaran los restos del Che, lo cual hace que los cubanos apresuren el trabajo hasta que la mañana del 28 de junio de 1967 cuando algo estremece en la fosa.
Los investigadores cubanos, recuerda López, se veían muy emocionados, muy reverentes, hablaban en voz baja, y eso nos hacía creer a los periodistas que habían encontrado al Comandante.
Ellos no podían decir nada, admitió, pero las características óseas coincidían con las del Che y uno sólo de los restos estaba cubierto con la capucha verde olivo con que enterraron al Comandante, aunque el proceso de exhumación de siete cadáveres duró cuatro días.
Era también el único cadáver que no tenía los huesos de las manos, continuó su relato, y luego se realizó la confirmación que echó por tierra las mentiras de Estados Unidos para intentar torcer la historia al afirmar entonces y ahora que no eran los restos del Che.
El comandante Ernesto Che Guevara fue encontrado, sus restos llevados a Cuba y hoy su memoria es honrada en Bolivia y en todo el mundo, cuando su legado está plenamente vigente, concluyó López.