Por Evelyn Corbillón Díaz

Hace 60 años, 12 campesinos cumplieron la promesa realizada a Fidel Castro Ruz y desarticularon la banda contrarrevolucionaria del ex cabo Luis Lara Crespo, prófugo de la justicia y responsable de una veintena de asesinatos.

Considerada la génesis de las Milicias Nacionales Revolucionarias en el país, la patrulla es recordada en la historia como Los Malagones, en alusión a Leandro Rodríguez Malagón, hombre experimentado que sirvió de guía en varias ocasiones al espeleólogo Antonio Núñez Jiménez en su periplo por Viñales, Pinar del Río, y se reunió con Fidel en agosto de 1959 para frenar al esbirro Lara Crespo y sus secuaces.

El sitio seleccionado para el primer encuentro resultó la caverna de Santo Tomás, devenida campamento del líder histórico de la Revolución Cubana en sus recorridos por la provincia, para proyectar los planes de desarrollo del occidente del país.

"Si ustedes triunfan, habrá milicias en Cuba", aseveró el Comandante en Jefe en aquella oportunidad como prueba de la confianza depositada en Leandro y los otros 11 hombres que enfrentaron a quien era conocido por sembrar el terror en la zona de la geografía pinareña.

De ese modo, el 31 de agosto del 59 surgió la primera milicia campesina de la mayor isla de las Antillas organizada por el gobierno revolucionario, de cara a enfrentar el bandidismo.

Luego de una preparación en el campamento de Managua, regresaron a las serranías para llevar a cabo su encomienda.

Exhortados por el líder cubano a localizar la pandilla en 90 días y después comunicar a Antonio Sánchez Díaz (Comandante Pinares) o al Comandante Dermidio Escalona para que ellos lo atraparan, Los Malagones ubicaron a Lara y sus subordinados a las cinco de la tarde del día 18 de octubre en su escondite, una casa solitaria en medio de los mogotes del lugar conocido como Las Cazuelas.

El grupo de campesinos conocía la zona como la palma de su mano y fueron capaces de completar la misión en solo 18 jornadas.

Juan Paz Camacho, el único de ellos que aún vive, rememoró hace unos meses a la ACN aquella hazaña.

“ Hicimos un plan de ataque. Serían las seis de la tarde y ya era imposible salir a buscar refuerzos, que vendrían de Guanito y Minas de Matahambre. Además, no podíamos esperar a la noche porque podían escaparse."

“Llegó en eso Isidro Ramos, soldado del Ejército Rebelde, y quiso acompañarnos. Nos dividimos para atacar. Yo me debo haber arrastrado cientos de metros, y no se podía distinguir el color de mi uniforme, por el fango."

“Cruz Camacho, El Niño, se escondió detrás de una piedra ante los disparos, y cuando llevábamos como 20 minutos con fuego, gritó: “El capitán que emplace la ametralladora”, a lo que contestamos desde el otro lado: “No, ya emplazamos el mortero, vamos a dispararles con él. Los alzados se aterrorizaron en ese momento”, recordó Juanito, como todos los conocidos lo llaman.

Tras saberse la noticia de la victoria, los 12 fueron enviados a La Habana al encuentro con Fidel.

Va a haber milicias en Cuba porque ustedes triunfaron, sentenció el Comandante en Jefe en esa ocasión, palabras que todavía hoy resuenan cuando de Los Malagones se habla en la Isla, por tratarse de campesinos humildes que cumplieron con toda una nación, a fuerza de compromiso, sentido de pertenencia y de la justicia. (Tomado de la ACN)