Erosion de la confianza

Eldonita de María Candela
2024-05-10 23:29:59

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Imagen de archivo/RHC

Por Alfredo García Almeida*

En el ocaso de su vida política, el presidente, Joe Biden, atraviesa la difícil misión de demostrar de forma creíble, ser “firme” en su apoyo a Israel en la guerra contra Hamás; y al mismo tiempo “compasivo” con el pueblo palestino.

Trascendió que Estados Unidos detuvo un envío de bombas a Israel la semana pasada, por temor a que llevara a cabo una gran operación terrestre en Rafah, en el sur de Gaza, según un alto funcionario en Washington. El envío consistía en 1.800 bombas de 900 kilos y otras 1.700 bombas de 230 kilos, reveló el funcionario a CBS News.

Para algunos expertos, las “diferencias estratégicas” entre Washington y Tel-Aviv, eran más simulación por razones electorales, que por reales desacuerdos. El pasado miércoles, Biden aseguró, que “seguirá garantizando que Israel esté seguro”. Sin embargo advirtió, que Estados Unidos dejará de suministrar algunas armas a Israel, si finalmente lanza la ofensiva a gran escala en la ciudad de Rafah, donde se refugian más de un millón de desplazados palestinos.

Biden reconoció que Israel ha utilizado armas estadounidenses para matar a civiles en Gaza, pero consideró que Israel todavía no ha cruzado “una línea roja”. “Los civiles han muerto en Gaza, como consecuencia de esas bombas y de otras maneras [sic] que usan para entrar en los centros de población”, dijo Biden en referencia al uso de bombas de una tonelada de peso, la mitad del cual es explosivo. “He dejado claro que, si entran en Rafah, algo que no han hecho todavía, no voy a suministrarles esas armas que han usado históricamente (el Ejército) en las ciudades”, sentenció.

El embajador de Israel ante las Naciones Unidas, Gilad Erdan, calificó de “muy decepcionante”, la advertencia del presidente Biden. EEUU ha ido pidiendo sin éxito a Israel, que modere sus operaciones en Gaza y que permita la entrada de más ayuda humanitaria a los 2,3 millones de personas, que viven en el territorio palestino.

Lo que era una cuestión de política exterior, ha empezado a convertirse en un asunto interno para Biden. Las protestas en los campus universitarios, han ido creciendo y con ellas, el creciente rechazo de electores jóvenes y las bases del Partido Demócrata, lo que constituye un peligro para las aspiraciones de Biden de lograr la reelección en noviembre.

En la última semana, el Ejército de Israel ha tomado el puesto fronterizo de Rafah en la frontera con Egipto y ha iniciado una campaña de bombardeos selectivos en la parte Este de la ciudad, mientras ha pedido a los más de un millón de palestinos que están en la localidad, que la abandonen y se trasladen al Norte. Según las ONGs que operan en la zona, “no hay infraestructura para atender a ese movimiento de población”.

En su editorial del 9 de mayo, el influyente periódico, The Jerusalem Post, con el título: “Dudar de un aliado”, confirma las crecientes diferencias estratégicas entre ambos gobiernos:

“En medio del conflicto en Gaza, la decisión de la administración de Estados Unidos de retrasar un envío crucial de municiones a Israel, no es sólo una demora logística; es una importante erosión de la confianza entre aliados incondicionales”.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.  

 

 



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