Sam Nujoma y Fidel Castro. Collage:MC

por Elson Concepción Pérez

Este 9 de febrero, Namibia perdió a Sam Nujoma, su padre fundador; África, a uno de sus más prominentes líderes; y Cuba, a un amigo y hermano de su pueblo, y en especial de Fidel.

Hombres como Patricio Lumumba, Nelson Mandela y Sam Nujoma no pertenecen exclusivamente a sus países. Fueron y son líderes, combatientes que, aún después de su muerte, constituyen ejemplos para los pueblos africanos, y de otros confines de la geografía universal.

Marchó a la eternidad el líder namibio y amigo de Cuba, uno de los revolucionarios más ilustres, quien no se detuvo ni un minuto, durante su larga vida de lucha, en su compromiso de hacer una Namibia y un África unidos.

Nujoma fue padre fundador de Namibia, de la Organización del Pueblo de África del Sudoeste (Swapo), y del movimiento de liberación nacional que llevó a su país a la independencia del régimen racista sudafricano, en 1990.

Conoció el apartheid en carne propia, y siempre tuvo convicción, fuerza y voluntad para luchar contra él.

El 21 de marzo de 1990, su querida Patria arrió la bandera de la Sudáfrica ocupante y racista, e izó el estandarte del naciente país, entre vítores de alegría y sollozos, por los largos años de segregación y terror, que había abierto profundas heridas en su población.

La independencia namibia fue el fruto de la lucha de su pueblo, acompañado del valor de su líder y de la agrupación política Swapo.

En ese proceso de independencia, Cuba, distante geográficamente, acudió solidaria y decidida, a combatir hasta la abolición del oprobioso régimen del apartheid, que permitió la creación de un país libre e independiente, al cual se le brindaría ayuda plena hasta nuestros días, como ejemplo de continuidad en la colaboración médica, y en otros renglones sociales y económicos.

Nuestro Comandante en Jefe sentenció: «Sin África, sin sus hijos y sus hijas, sin su cultura y sus costumbres, sin sus lenguas y sus dioses, Cuba no sería lo que es hoy. El pueblo cubano tiene por ello una deuda con África que se acrecienta con la historia heroica que hemos compartido».

La Namibia libre e independiente construye su presente y futuro, a la vez que se consolida como nación que fomenta la inclusión social y racial.

A Cuba han viajado cientos de jóvenes que se han formado en nuestras escuelas y universidades, incluyendo, entre ellos, a muchos de los sobrevivientes de la terrible masacre cometida contra los hijos del pueblo namibio en Cassinga.

No olvidan, ni los namibios ni los cubanos, cuando en la etapa final de la guerra en Angola, en 1988, combatientes cubanos de una brigada de tanques se enfrentaron en Donguena con las tropas sudafricanas de avanzada, que ocupaban Namibia, derrotándolas y obligándolas a retirarse.

Algunos meses después, dos escuadrones de aviones Mig 23 propiciaron un golpe demoledor contra un batallón sudafricano. Esta cronología de la guerra contra el apartheid y por la independencia de Namibia tuvo su punto culminante en los combates de Cuito Cuanavale, y la reunión cuatripartita, en diciembre de 1988, en la cual comparecieron, en la mesa de negociaciones, representantes de Sudáfrica, Angola, Estados Unidos y Cuba, para rubricar la Resolución 435 de la ONU.

No podrán olvidarse algunas de las afirmaciones sobre Cuba hechas por Sam Nujoma, como aquella frase de que «Namibia no sería la misma de no ser por los cubanos».

Del líder de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro, Nujoma afirmó que «continúa inspirando a todos los que luchan por un mundo mejor».

Calificó a Fidel como «un gran revolucionario de nuestro tiempo».

Hizo referencia al papel desempeñado por el líder histórico de la Revolución Cubana, en el «amplio apoyo político, diplomático y material a los pueblos en lucha de los países en desarrollo; de forma tal, y a tal grado, que nunca podremos ser capaces de retribuir», enfatizó. (Tomado del diario Granma)