Tenimesista Fonseca: en cada remate, un sueño...

Eldonita de Orlando González Cruz
2021-06-05 10:10:25

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Daniela Fonseca

La Habana, 5 jun (RHC) Cuando hace tres años la tenimesista matancera Daniela Fonseca anunció con toda la frescura del mundo que iría a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, muy pocos creyeron que tal cosa se haría realidad.

No le faltaba talento, osadía, deseos y empuje… Pero apenas 16 años de edad y una reciente promoción al equipo nacional hacían que tal afirmación sonara a locura.

A mediados de abril una imagen recorrió las redes de internet: Daniela lanzaba al aire su raqueta como símbolo de liberación. En la ciudad argentina de Rosario se convertía en la más joven clasificada de la Isla al certamen bajo los cinco aros.

«Tirar la raqueta fue como tirar toda la tensión, soltar el cansancio, el sufrimiento… Fue como decirme ya lo lograste», dice ahora en diálogo con JIT, semanas después de procesar ese enorme privilegio.

Asegura que pasaban los días y se preguntaba si era verdad lo logrado. Seguía sin entender que, siendo la 293 del ranking mundial, pasara por sobre otras que le triplicaban los partidos y temporadas tras las mesas.

Lo cierto es que conocerá una cita olímpica y no solo en el evento individual, pues compartirá con su compañero Moisés Campos el debut del doble mixto a ese nivel.

De todo eso, del tortuoso viaje hasta Rosario y de los sueños en mente habla Daniela como si de un partido se tratara.

PRIMER SET: CINCO ESCALAS Y 60 HORAS

Cuando todo parecía en orden se cancelaron los pasajes aéreos originales. Hubo que buscar alternativas y apareció la incertidumbre de no llegar en tiempo para la primera llave eliminatoria.

De La Habana a París, a Estambul, a Sao Paulo, a Buenos Aires y finalmente a Rosario. Ese fue el camino durante el cual, por suerte, llegó la noticia de que se esperaría por Cuba para iniciar la competición.

«No dormí en todo el viaje. Fueron tres días sin entrenarme. Al principio del torneo me sentí cansada, pero me concentré en hacerlo bien a pesar de que casi todos los partidos fueron a siete sets», recuerda sin entender cómo logró fuerzas.

Una presión alta, inusual para ella, le acompañó en esos días. Incluso, el médico de la competencia le había dicho que «te voy a sacar, así no te dejaré jugar…». Mas su respuesta no pudo ser más contundente: «solo si estoy desmayada en el piso».

Por suerte le hicieron caso y logró dominar su ansiedad. Avanzó hasta la final de la primera llave, en que derrotaba 3-1 a la boricua Melanie Díaz, pero cometió un error imperdonable.

«Perdí un set que llenó de confianza a mi rival. Tiene el triple de experiencia que yo, se ubica en el número 50 del mundo y se entrena con las 10 primeras figuras de China. Eso solo lo hacen ella y su hermana Adriana», reconoce.

El sueño quedó pospuesto para la siguiente llave, que sería el ahora o nunca. Confiesa que estuvo a punto de perder las esperanzas. No respondió a los mensajes de ánimo, apenas escuchó a su mamá —sicóloga de profesión— y se hizo el milagro.

«Fui ganando confianza, levantando el cuerpo y la adrenalina me hizo crecerme, sobre todo en la final contra la mexicana Yadira Silva. Ganar en individuales me hizo ver diferente el doble mixto… Era la última oportunidad para mi compañero Moisés y debía poner todo mi empeño», explica.

SEGUNDO SET: TOKIO EN EL CAMIMO

«La verdad, aún no me veo jugando contra las primeras figuras del mundo. No he asistido a ningún mundial, solo he visto a rivales de América. Voy a darlo todo, voy a intentar el mejor resultado posible. Ya lo hice en el torneo preolímpico, así que puedo soñar», repite con certeza y la madurez enseñada desde mucho más joven.

Sabe que necesitará trabajar y ganar experiencia en lides de nivel, y que eso será difícil a menos de dos meses de la justa nipona. No obstante, afirma que el poder de su mente es un punto fuerte y no descansará hasta conseguir sus objetivos.

«El mejor regalo en Tokio sería convertirme en la primera medallista de Latinoamérica. Muchos pueden pensar que es imposible… A esos les contestaría que ya logré mi primer sueño, entonces por qué no cumplir otro y que sea ganar una medalla. Da lo mismo ahora o en el futuro, siempre voy a tratar de buscar lo mismo: una medalla», asegura.

TERCER SET: EL INTERMCABIO

¿Su mayor fortaleza?

Me concentro mucho. Doy lo mejor de mí y cuando los entrenadores me indican una táctica la sigo tal cual. Soy disciplinada.

La condición de zurda... ¿Un privilegio?

Me favorece mucho. Las zurdas somos minoría, poco vistas, y los efectos salen diferentes. Enfrento constantemente a derechas, así que estoy en ventaja.

¿Qué no le gusta de los entrenamientos?

Correr. Le digo a mi preparador físico que ponga las pesas que quiera, la velocidad que quiera, pero correr 30 minutos me mata… Me dan ganas de llorar, pero es la base de todo y lo necesito para la resistencia. Al final lo hago.

¿Y qué le da más placer?

Cuando juego, el intercambio en los entrenamientos. Por ejemplo, competimos por equipo y al que gana hay que comprarle una pizza. De ese modo nos motivamos y prima el compañerismo. Eso es lo que más me gusta. Damos la vida por el deporte.

 

Tomado de JIT.



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