El alto tribunal ha secundado este jueves las opiniones de cortes inferiores y ha considerado que sería “caprichoso y arbitrario” poner fin al plan Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) para dar protección contra las deportaciones y permisos de trabajo a los “dreamers” —un grupo de 700 000 jóvenes llegados al país sin papeles junto a sus padres cuando eran niños— principalmente oriundos de América Latina.
Este programa fue adoptado por el expresidente Barack Obama en 2012 y permite a los jóvenes trabajar, estudiar y conducir, y sin él se verían condenados a vivir sin papeles.
Cabe señalar que muchos de estos jóvenes trabajan salvando vidas por el nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, por ello su lucha será siempre llegar a tener papeles y tener los mismos derechos que los ciudadanos sin ser discriminados.
El presidente ha expresado su enojo y desacuerdo con esta medida en un mensaje de Twitter y ha declarado que estas decisiones horribles y políticamente cargadas que salen de la Corte Suprema son tiros de escopeta en la cara de las personas que se enorgullecen de llamarse republicanas o conservadoras, para después añadir en otro tuit: “¿Tienen la impresión de que a la Corte Suprema no le gusto?”.
Era una de las decisiones más esperadas de la temporada y debido a que los jueces conservadores son mayoría, había expectación sobre la decisión. Finalmente, el magistrado John Roberts sumó su voz a la de los cuatro jueces progresistas para apoyar la permanencia del programa.
“No estamos decidiendo si DACA o su terminación son políticas fundadas. Nos referimos sólo a si el gobierno cumplió con los requerimientos de procedimiento y dio una explicación razonada para su acción”, escribió Roberts en el acta.