Uneac debate modelo económico y social cubano

Eldonita de Julio Pérez
2016-09-15 06:06:41

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La Habana, 15 sep (RHC) El Consejo Nacional de la Uneac se reunió para valorar los resultados del trabajo de las asociaciones sobre la marcha del cumplimiento de los acuerdos de su VIII Congreso, y debatió en un clima de intensos afanes, los documentos de la Concep­tualización del Modelo económico y social cubano de desarrollo socialista y el Plan de desarrollo económico y social hasta el 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos.

En presencia de Miguel Barnet, presidente de la Uneac y Abel Prieto, ministro de Cultura, entre otras personalidades, el intercambio resultó provechoso al abordarse temas cruciales en torno a la conceptualización del modelo socialista, a las perspectivas de los años subsiguientes y las respectivas estrategias de todo tipo para con el país.

Conscientes de que ambos textos, dada su interrelación, no pueden verse de manera aislada, y que no son documentos acabados, en tanto la discusión colectiva los enriquece, los participantes defendieron con creces la idea de que la cultura debe ser eje transversal del documento puesto que sin ello no es posible echar a andar el complejo mecanismo que se articula en estas proyecciones. «Aunque presente, el tema en cuestión debe estar más explícito», expresó el arquitecto José Antonio Choy, quien además propuso agregar sendas anotaciones a los párrafos 89 del primer documento y 128 del segundo, reseña el periódico Granma.

En el primer caso la adición consistió en «incorporar el cumplimiento de una política cultural» para la salvaguarda, entre las cuestiones que deben garantizarse respecto al papel de las formas de producción vinculadas a la inversión extranjera directa, bajo condiciones que preservan los principios que sustentan el Modelo.

En el segundo caso, concerniente a garantizar el desa­rrollo sostenible de las ciudades, zonas rurales, costeras y montañosas, asegurando su infraestructura técnica y de servicios y en correspondencia con el ordenamiento territorial, propuso que se considere, además entre estos últimos elementos «la salvaguarda y respeto de las ciudades cubanas».

Que lo que se pretende construir es una nueva sociedad, sin perder las conquistas alcanzadas, una sociedad que propicie la felicidad de todo su pueblo, sin exclusiones, fue una de las ideas subyacentes.

El pianista y compositor Guido López Gavilán expresó la necesidad de resaltar el papel  del colectivo de trabajadores en la empresa socialista, que ese colectivo tenga participación en la fiscalización del trabajo y el derecho a decidir quién los dirige.

También trascendió con fuerza que el cuentapropismo, una de las formas de la propiedad privada, independientemente de que tenga un interés social,  no dará cabida en nuestra sociedad al enriquecimiento personal. Sobre el referente dijo Abel Prieto: «Ni latifundismo ni concentración de propiedad. Estamos en un país que no tiene  en venta ni sus recursos naturales ni su dignidad y que ha tenido la valentía de asumir estos complejos asuntos relacionados con la propiedad privada».

La certeza de que estamos tratando de perfeccionar nuestro modelo, para lo cual es preciso despojarse de susceptibilidades y  aceptar las críticas justas, para conseguir lo que queremos ser como país pudo apreciarse en no pocas intervenciones. Así lo explicó el artista de la plástica Ma­nuel López Oliva, quien además opinó que en el documento se confunde Modelo con Con­cep­ción. «Lo que ha fallado en la evolución del socialismo de Estado en gran medida es la concepción, los modelos pueden ser mu­chos de una misma concepción y si no se modifican los modelos al final van a seguir fallando».

También esgrimió que en el documento «se asumen algunas verdades de Perogrullo, y que se confunde permanentemente la cultura con un campo de acción, una actividad o un tipo de frente, cuando en verdad la cultura es la calidad máxima de la vida. De ahí que hay que empezar a ver que la política también tiene que ser parte de la cultura. La política es una forma también de cultura».

López Oliva, además se refirió a cierto «orden» en el documento que confunde cuando uno lo lee, y propuso un reordenamiento de lo más específico y lo  general para que vaya quedando lo esencial, creo que debe ser más analizado desde el punto de vista sintáctico.

«Valdría la pena en todo este proceso valorar una estrategia que tenga que ver con la potencialidad del arte, la vida y la comunicación, explotar al máximo las dimensiones que los cubanos podemos proyectar», comentó López Oliva. No es posible pensar en proyección alguna sin considerar la cultura, porque es la más viva expresión del pueblo, acotó.

La conversión de este documento a las necesarias regulaciones debe ser un proceso que se aleje del burocratismo, refirió el poeta Alberto Ma­rre­ro. «Se discute un plan de destino de un país y la recia burocracia puede desvirtuar tales propósitos por lo que es preciso cerrarle el paso».

Aun cuando es obvio que en la confección del documento han participado especialistas económicos, el ensayista Esteban Morales insistió en utilizar en estas instrumentaciones la experiencia acumulada en el proceso de desarrollo de nuestro sistema económico desde que este se elaboró.

Otras intervenciones apuntaron a la infraestructura del país, a la necesidad de perfeccionarla, extenderla, por ser la base sobre la cual se produce la prestación de servicios necesarios para todo desarrollo, sin la cual no es posible poner en marcha todos los restantes planteamientos. A esto hizo referencia el investigador Jesús Guanche.

El periodista Pedro de la Hoz, vicepresidente de la Uneac, solicitó estudiar con detenimiento el turismo cultural.

Aunque desde el principio quedó previamente explicado el procedimiento para las intervenciones, en las que se podían agregar, suprimir, plantear du­das de lo que el texto expone, resultó muy difícil para los participantes ajustarse a estos acomodos. In­dependientemente de hacerlo y de entregar mu­chos de ellos por escrito sus sugerencias, elevaron su voz, respaldados por la confianza, y la necesidad de construir una Cuba mejor. El debate una vez más cedió la palabra a la cultura, a quien mucho le importa la visión futura de la Patria.



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