por Guillermo Alvarado

A pesar de ser la agrupación más votada en los dos últimos comicios legislativos de España, el conservador Partido Popular, el PP, se quedó lejos de obtener la mayoría absoluta en el Parlamento, y tampoco ha logrado convencer a otras organizaciones de aliarse con ellos, lo que mantiene a ese país europeo sin un gobierno formal por casi ocho meses.

El 26 de junio, el PP que encabeza Mariano Rajoy, presidente en funciones del gobierno, obtuvo 137 de las 350 bancas en el Congreso, lejos de la mayoría absoluta que ostentaba antes con 176 puestos.

Le siguió en esa consulta el centro derechista Partido Socialista Obrero Español, PSOE, con 85 escaños, luego está la coalición progresista Unidos Podemos, que alcanzó 71 diputados y el cuarto lugar lo consiguió el derechista Ciudadanos, con 32 asientos en el órgano legislativo.

La principal posibilidad de Rajoy para continuar en el ejecutivo es que el PSOE decida unirse a su partido y hacer un gobierno común, pero esta agrupación rechazó de plano esa eventualidad, como también lo hicieron Unidos Podemos y Ciudadanos.

Otra opción para el PP es gobernar en minoría, pero para ello necesita que los partidos con más diputados no se opongan, o que por lo menos se abstengan ante una posible investidura, pero hasta ahora no ha logrado ni siquiera esa posibilidad pues, en definitiva, lo que los otros partidos quieren es que Rajoy se vaya.

Ocurre que con el historial de corrupción que tiene encima el Partido Popular, aún las mismas agrupaciones de derecha se sienten muy poco motivadas para compartir esa pesada carga, por la que aún pueden rodar cabezas.

Ante esta situación, Rajoy y sus allegados están echando a rodar la versión de que si España no tiene un gobierno estable que presente a las autoridades de la Unión Europea el presupuesto de 2017, con medidas claras para reducir el déficit fiscal a menos del tres por ciento del Producto Interno Bruto, corre el riesgo de recibir una multa de unos seis mil millones de euros.

Alberto Garzón, vocero de Unidos Podemos, dijo que estos argumentos son falsos y que se trata de un chantaje del PP para forzar a los otros partidos a aceptar un gobierno presidido por Rajoy.

La administración en funciones tiene más de medio año de trabajo y está capacitada para hacer el plan de gastos y las medidas económicas correspondientes, dijo Garzón, pero necesitan que otras formaciones políticas participen en la aprobación de un nuevo plan de ajuste.

A juicio del portavoz, el verdadero problema no es ni siquiera la investidura de Mariano Rajoy, sino que éste pueda hallar a quien le acompañe en un programa económico abiertamente impopular, en un país donde el descontento ya alcanza niveles muy elevados y pueden ocurrir graves disturbios cuyo costo alcanzará a quienes estén gobernando en ese momento.