En el más estricto secreto, sin el conocimiento de Dinamarca, al que pertenece el territorio, el bautizado Camp Century, “ciudad bajo el hielo”, se concibió con el plan de almacenar cabezas nucleares que podían dispararse contra la Unión Soviética desde lanzaderas subterráneas, hasta que fue cerrada y sepultada en1967.

Pero ocurre ahora con el efecto del calentamiento climático, científicos de Estados Unidos y Canadá de varias instituciones académicas alertan sobre la amenaza de que emerjan del hielo un volumen de residuos y material tóxico difícil de estimar en el ya seriamente afectado Polo Ártico.

Una de esas autoridades, el profesor William Colgan, de la Universidad de York, explica que es cuestión de tiempo, irreversible, que salgan a la superficie unas 55 hectáreas de deshechos, en los que se calculan 200 mil litros de combustible diésel, compuestos tóxicos, 240 mil litros de agua contaminada y una cantidad desconocida del refrigerante del reactor nuclear con niveles de radiación.

He aquí otro de los amargos frutos de los guerreristas contemporáneos por excelencia, un evidente atentado a la salud ambiental planetaria, que se ha puesto en foco público internacional después de décadas de ocultamiento y que podría generar, además un conflicto entre Estados Unidos y Dinamarca en torno a la responsabilidad de limpiar el agredido lugar.

El cambio climático va a sacar de las profundidades una enorme base militar de EE UU construida en la Guerra Fría, y que contiene toneladas de residuos tóxicos, según alerta un estudio. Podría ser el argumento de una película pero es mucho mejor, porque pasó de verdad, desde 1959, bajo el hielo de Groenlandia. (Fuente: El País) Guillermo Tell.