Por Ulises Canales
Quizás pase a llamarse ''Plan de Jeddah'', pero a juzgar por lo revelado hasta ahora, el ''enfoque justo y sensible'' que presentó Estados Unidos para detener la guerra de Yemen en poco supera al malogrado en Kuwait.
La lectura más nítida de la reunión del jueves en la ciudad saudita del mar Rojo entre responsables de la diplomacia estadounidense, británica, de los países árabes del golfo Pérsico y del enviado especial de la ONU para Yemen, es que inquieta -y mucho- la prolongación del conflicto armado.
Tras fracasar a inicios de agosto tres meses de negociaciones en Kuwait auspiciadas por la ONU con la venia de Washington y sus aliados regionales que llevan 18 meses de campaña militar sin lograr la rendición de los rebeldes yemenitas, parece prioritario seguir presionando por la paz.
En rueda de prensa conjunta con el canciller de Arabia Saudita, Adel Al-Jubeir, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, afirmó que hay un 'nuevo plan' para cesar a un conflicto que nadie oculta resulta cada día más letal (seis mil 500 muertos, según la ONU) y económicamente insostenible.
Reconoció que, a pesar de que Arabia Saudita y el resto de la coalición árabe-islámica lanzaron desde marzo de 2015 miles de bombardeos y ataques contra Ansar Allah y los militares afines al expresidente Alí Abdulah Saleh, el conflicto 'se ha prolongado demasiado y se necesita ponerle fin'.
Kerry y Al-Jubeir discutieron ayer el tema con el enviado especial de la ONU para Yemen, Ismail Ould Cheikh Ahmed, el secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Abdullatif bin Rashid Al Zayani, y el secretario británico de Asuntos Exteriores Medio Oriente, Tobias Elwood.
También estuvieron los cancilleres o sus representantes de los otros cinco estados del CCG, quienes reiteraron su postura de que cualquier arreglo pasa porque los sublevados contra el presidente Abd Rabbo Mansour Hadi acaten las mismas resoluciones e iniciativas que ya rechazaron en Kuwait.
Según el jefe de la diplomacia estadounidense, 'el acuerdo final ... incluiría en la primera fase la rápida formación de un nuevo gobierno de unidad nacional, y la retirada de las fuerzas (rebeldes) de Sanaa (que dominan desde septiembre de 2014) y otras áreas'.
Además, el arreglo pasaría por la 'transferencia de todas las armas pesadas, incluidos los misiles balísticos, de los houthis y de las fuerzas aliadas a ellos a una tercera parte'.
'Esto no deja nada para futura especulación', opinó Kerry al añadir que ese plan 'aporta claridad sobre de cómo puede construirse la confianza, que parece ser el final del juego, y cómo las partes llegan allí'.
A priori, nada novedoso arroja, pues es la esencia de la resolución 2216 del Consejo de Seguridad de la ONU (2015) y de la llamada Iniciativa del Golfo (2011) impulsada por el CCG que reclama también se acepte su mecanismo ejecutivo y el resultado del diálogo nacional inter-yemenita.
El gobierno de Hadi, exiliado desde hace más de un año en Arabia Saudita, exige a Ansar Allah y al Congreso General del Pueblo (CGP), el partido de Saleh, cumplir todas esas medidas antes de formar un gabinete de unidad.
Sin embargo, Kerry definió como 'enfoque renovado' la idea de que la eventual reanudación de las negociaciones se trabaje en paralelo sobre dos carriles - político y de seguridad- para propiciar un arreglo integral.
En Kuwait, Ansar Allah y el CGP objetaron la hoja de ruta que les presentó Cheikh Ahmed al considerarla una rendición para que a fin de cuentas prevalezca casi la misma situación contra la que se alzaron en armas.
'Demandar que ellos (los sublevados) se rindan de modo incondicional simplemente no va a funcionar y las expectativas son que, en el mejor de los escenarios, veremos muchos meses más de guerra', opinó un académico británico al admitir que ninguna de las partes parece dispuesta a hacer concesiones.
Por otro lado, analistas sostienen que cada vez hay más presión dentro del gobierno estadounidense para que esa guerra acabe cuanto antes, pero la Casa Blanca muestra capacidad limitada para generar una salida política viable.
Washington ha respaldado a Riad y a la coalición con la venta de armas por miles de millones de dólares y apoyo logístico y de inteligencia, y el propio Kerry admitió que la estabilidad de Yemen es clave para cortar la expansión de grupos extremistas como el Estado Islámico y Al-Qaeda.
Sin embargo, en el difícil rol de juez y parte urgió a que la solución sea sobre la base de respetar la soberanía saudita, pues el reino 'tiene derecho a autodefenderse' de los misiles lanzados desde territorio yemenita.
Los mismos analistas creen que un posible cauce para la paz está en que se interactúe diplomáticamente con otros actores regionales como Irán, al que Arabia Saudita acusa de apoyar a los chiitas houthis, y que las tratativas se realicen en un escenario como Omán, para muchos más imparcial que Kuwait.
Pero la rivalidad entre Riad y Teherán lo hace muy improbable, y justo hoy el canciller de Irán, Mohammad Javad Zarif, que está de gira por Latinoamérica, calificó de infundadas acusaciones de Kerry de que el país persa envió armas y equipamiento militar a los sublevados yemenitas.
“Con esas declaraciones, Estados Unidos se involucra en los inhumanos crímenes de guerra cometidos por el régimen saudita mata-niños (sic) contra la población inocente y oprimida de Yemen, y debe ser responsable por ellos”, respondió Zarif por medio del Departamento de Prensa de su ministerio.
(Tomado de PL)