Por Ibis Frade Brito
Como ocurrió en el Chile de Salvador Allende hace 43 años, algunos sectores de derecha con apoyo internacional intentan hoy asfixiar económicamente a Venezuela y reeditar una salida violenta para acabar con un gobierno democrático.
Entonces, no es paranoia de las autoridades locales encontrar alarmantes semejanzas entre sucesos del pasado y la actual situación del país, donde empresas privadas han convertido productos de primera necesidad en 'artículos de lujo'.
Sectores de oposición aprovechan ese ambiente para caldear los ánimos e incitar un estallido social, como ya ocurrió el 11 de abril de 2002 cuando desviaron una marcha en el este de la capital hacia el Palacio de Miraflores, solo para hacerla impactar con otra movilización frente a la sede del Gobierno.
Esos disturbios fueron antesala del golpe de Estado contra el fallecido presidente Hugo Chávez (1954-2013). Pero la presión popular fue más fuerte y el 13 de abril una multitud recibió al mandatario de vuelta a su cargo.
Ahora, el llamado de la derecha a salir a las calles para la 'Gran Toma de Caracas' se repite insistentemente junto a los comerciales de las cadenas privadas, mientras circulan mensajes como 'el 1 de septiembre comienza el final'.
No es la primera vez que grupos extremistas de oposición quieren prender la mecha de una explosión social para crear caos en la nación y tras alegar una ruptura de la constitucionalidad, imponerse en el mando.
En esta ocasión, la excusa es el referendo revocatorio al presidente Nicolás Maduro que ellos mismos retrasaron al incumplir con los plazos establecidos en la entrega de documentos. Más tarde, el Consejo Nacional Electoral (CNE) detectó irregularidades y fraudes en la recogida de firmas, lo cual siguió alargando el proceso.
Por eso, el presidente de la Asamblea Nacional -de mayoría opositora-, Henry Ramos Allup, pidió a los venezolanos acompañar la marcha del 1 de septiembre con el objetivo de presionar al CNE para realizar el revocatorio este año.
También el diputado por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) Freddy Guevara llamó a salir a 'tomar las calles' hasta que se produzca un cambio de gobierno.
Pero los venezolanos todavía tienen fresca en su memoria los finales violentos que han tenido otras convocatorias de la oposición a 'tomar las calles pacíficamente'.
En opinión del dirigente nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela Ernesto Villegas, hay aires de familia en este clima y el que se vivió antes del 11 de abril de 2002.
Ese día, la oposición llevó a los suyos a enfrentarse con la multitud reunida frente al Palacio de Miraflores. Cuando las dos manifestaciones se encontraron en el municipio Libertador, grupos encubiertos de mercenarios y francotiradores asesinaron a varias personas, mientras los medios privados difundían que el Gobierno había incitado esa violencia y esas muertes.
Las autoridades quieren evitar ahora una reedición de los hechos violentos ocurridos en años recientes y también incitados por sectores de derecha.
El jefe del Gobierno del Distrito Capital, Daniel Aponte, aseguró que la oposición venezolana representada por la MUD no está autorizada para realizar marchas dentro de esa jurisdicción si no solicitaron antes los permisos.
A juicio del periodista José Vicente Rangel, los opositores quieren exacerbar las tensiones existentes en el país y apelan a la disposición de 'grupos extremistas interesados en provocar un choque con la fuerza pública y con el chavismo'.
Si bien los promotores de la manifestación insisten en su carácter cívico, la experiencia revela lo contrario, añadió. 'En Venezuela, la oposición parece apostar al desastre y a la quiebra institucional con tal de acceder al poder, pues no encuentran otra vía salvo la violencia'.
Así sucedió en 2013, cuando el candidato a la presidencia Henrique Capriles perdió las elecciones y llamó a descargar la 'arrechera' (rabia, molestia, furia...) en las calles. Por estas fechas exclama que 'si el gobierno mata el revocatorio, habrá un estallido social'.
También el dirigente opositor Leopoldo López -encarcelado por incitar la violencia- pidió 'tomar las calles' y aún es reciente el dolor de las 43 muertes y más de 800 heridos que dejaron en 2014 las guarimbas (disturbios) en Caracas y otros estados del país.
(Tomado de PL)