por Guillermo Alvarado

Las más recientes encuestas reflejan un sólido avance del Sí en el plebiscito convocado para el 2 de octubre con el objetivo de aprobar, o no, los acuerdos de paz alcanzados entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, las FARC-EP, y poner de esta manera fin a un enfrentamiento de más de medio siglo de duración y con un elevado costo social, humano y económico.

El sondeo fue realizado por la firma Ipsos-Napoleón Franco, y señala que si la consulta tuviese lugar ahora la opción del Sí se impondría con el 72% de los votos, contra el 28% que sufragaría por el No.

La muestra tiene nivel nacional y se realizó utilizando la misma pregunta que tendrán las boletas el día de la cita con las urnas. El análisis de los resultados indica que en área rural la intención de voto por el Sí es aún más elevada que en las ciudades, lo cual no tiene nada extraño si se toma en cuenta que es en el campo donde la guerra tuvo su mayor impacto entre la población.

Respecto a los partidos políticos, excepto el Centro Democrático, del expresidente y actual senador Álvaro Uribe, todos los demás apoyan los acuerdos de paz, incluso el Conservador, a pesar de que sus líderes más conocidos, el ex jefe de Estado Andrés Pastrana y la antigua candidata a la primera magistratura, Marta Lucía Ramírez, están haciendo campaña por el No.

En cuanto a la edad, los mayores de 45 años están más decididos a votar por el Sí el 2 de octubre, de acuerdo con los analistas de Ipsos.

Si en definitiva triunfa el apoyo de la población, el presidente Juan Manuel Santos recibirá el mandato para llevar a la práctica los acuerdos negociados durante cuatro años en La Habana e incorporarlos al marco jurídico y constitucional vigente.

Terminaría así un largo conflicto que además de sus altísimos costos humanos, con más de 260 000 muertos, 45 000 desaparecidos y 6,8 millones de desplazados, ha significado un lastre para el desarrollo económico de Colombia.

Una investigación encabezada por el exviceministro de minas, Diego Otero, demostró que en 52 años el Estado colombiano gastó 179 000 millones de dólares para financiar a sus fuerzas armadas y otros aparatos de seguridad, lo cual ubica al país entre los 10 con mayor inversión para la guerra con respecto a su Producto Interno Bruto, PIB.

El estudio no incluye el costo de la guerra para las FARC-EP y otras agrupaciones rebeldes, como el Ejército de Liberación Nacional, todavía alzado y que por cierto convocó a un paro armado durante los próximos días.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estimó que al finalizar la guerra, el PIB de Colombia se duplicará a cada ocho años, en lugar de los 18 en que lo hace en la actualidad, lo que permitirá impulsar el desarrollo del país, generar empleos y oportunidades, de manera particular para los jóvenes.

No en balde el jefe del equipo negociador insurgente, Ivan Márquez, dijo en un mensaje difundido desde La Habana, que ya es tiempo de terminar el conflicto y frenar el desangre entre hijos de una misma patria, producido por la negación de derechos políticos y sociales, una de las causas que detonaron el enfrentamiento.