por Guillermo Alvarado
A pesar del aumento de las denuncias en la comunidad internacional sobre las tropelías que casi cotidianamente comete Israel, el gobierno de Estados Unidos le concedió al Estado hebreo recientemente el mayor paquete de ayuda militar jamás conocido en la historia de las relaciones entre esos dos países.
Ambos gobiernos firmaron en Washington un protocolo que garantiza la entrega de 38 mil millones de dólares para gastos bélicos a Tel Aviv durante el período comprendido desde 2019 hasta el 2028.
Por medio de un comunicado el presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró que "constituye el compromiso de asistencia militar bilateral más importante de la historia de Estados Unidos" y agregó que su país mantiene una posición inquebrantable respecto a lo que denominó la seguridad de Israel.
Lo anterior podría parecer una paradoja debido a la conocida hostilidad personal entre Obama y el primer ministro sionista, Benjamin Netanyahu.
Sin embargo, los gruñidos que ambos gobernantes se intercambian se desvanecen cuando se trata de la alianza estratégica entre la mayor potencia militar del mundo y su gendarme favorito en el Oriente Medio.
De la suma prometida 33 mil millones de dólares serán para la compra de armamento y equipos, lo que beneficiará al complejo militar industrial norteamericano y dejará a todo el mundo satisfecho, los israelíes con modernos arsenales, y los fabricantes de armas con más dinero en sus bolsillos.
Los otros cinco mil millones de dólares serán invertidos por Tel Aviv para el denominado Domo de Hierro, un sistema de interceptación de misiles, obuses y proyectiles de corto y medio alcance.
Este pacto potenciará la capacidad agresiva de Israel y lo convierte en un peligro aún mayor para sus vecinos, entre ellos Irán, y para la población palestina que vive bajo la permanente amenaza de ataques armados, que ahora tendrán una mayor capacidad de fuego y de precisión.
Otra muestra de la estrecha colaboración y apoyo que está recibiendo el régimen sionista fue la apertura de una oficina en la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, situada en la ciudad de Bruselas.
El primer embajador israelí ante esa alianza militar, Roni Leshno, entregó sus credenciales ante el jefe máximo de la OTAN, Jens Stoltenberg, y habló de planes conjuntos para un futuro cercano.
Casi al mismo tiempo en una reunión especial en la sede de la ONU el secretario general de esta organización, Ban Ki-Moon, señaló que la ocupación israelí de territorios palestinos está próxima a cumplir 50 años y reiteró que la construcción de colonias en esas áreas son una violación a las normas internacionales.
También denunció que tras la operación israelí Margen Protector contra la Franja de Gaza del verano de 2014, faltan por reconstruir 5 000 viviendas y 65 000 seres humanos siguen desplazados.
Ninguno de estos actos impide que Estados Unidos siga siendo el mejor, y casi único amigo, así como el principal protector de un país que ignora de manera brutal las reglas más elementales de la convivencia entre las naciones.