por María Josefina Arce
En la década del 70 del siglo pasado las dictaduras militares imperantes en países de Suramérica pusieron en práctica el llamado Plan Cóndor, que sembraría la tortura y la muerte en toda la región.
Con un saldo de cerca de 50 000 muertos y 30 000 desaparecidos, el Plan, apoyado por Estados Unidos y la CIA, Agencia Central de Inteligencia, que buscaba reprimir, perseguir y eliminar a los opositores a los regímenes dictatoriales del Cono Sur, fue un triste ejemplo de terrorismo de Estado.
Hoy América Latina es testigo de las artimañas utilizadas por la derecha, con respaldo también de Estados Unidos, para revertir los procesos progresistas e integracionista que vive el continente y volver a un pasado cercano, una situación que muchos han calificado como la implementación de un nuevo Plan Cóndor, ahora no con los militares, pero si a través de golpes parlamentarios y campañas mediáticas.
Precisamente en su intervención en la recién finalizada Cumbre del MNOAL, Movimiento de Países No Alineados, en Venezuela, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, alertó que “Estamos viviendo un nuevo Plan Cóndor, como cuando se unieron dictaduras para aplastar justicias sociales.
Se trata de golpes parlamentarios, de la judicialización de la política, caso Brasil y Argentina. Es un boicot a la integración regional, una arremetida feroz para destruir los movimientos progresistas”, dijo.
Lo cierto es que por ejemplo, Brasil vivió en los últimos meses lo que se denomina como un golpe blando contra el gubernamental Partido de los Trabajadores, que en sus dos mandatos consecutivos puso en marcha una serie de iniciativas sociales en beneficio de los sectores más humildes.
Es así que elegida democráticamente en las urnas por más de 50 millones de brasileños la ahora ex presidenta Dilma Rousseff fue separada de su cargo por las argucias puestas en práctica en el Congreso por la derecha, en su afán de retornar al poder de manera nada limpia.
En ese mismo camino el ex primer mandatario Luis Inacio Lula Da Silva es objeto de persecución por el caso PETROBRAS. Sin embargo, como ha indicado su abogado defensor la parte acusadora no ha presentado pruebas en su contra.
Venezuela desde que en 1999 llegara a la presidencia el fallecido Hugo Chávez no ha dejado de ser objeto de todo tipo de ataques de la derecha que van desde una guerra económica y campañas mediáticas hasta la promoción de la violencia.
Recordemos los sucesos violentos de 2014 que dejaron más de 40 muertos y cientos de lesionados entre la población civil.
Bolivia y Ecuador también han sido el blanco de las sucias tretas de la oligarquía que, apoyada por Estados Unidos, pretende barrer las conquistas sociales de los últimos años.
Nada de lo sucedido y lo que acontece es producto de la casualidad. La reaccionaria derecha latinoamericana acude a cualquier método, aún en contra de la seguridad e integridad de los ciudadanos, para recuperar el poder, instaurar la hegemonía neoliberal y acabar con todos los avances sociales.