por María Josefina Arce
Cuba desde el triunfo revolucionario de enero de 1959 ha desarrollado un notable esfuerzo para poner al alcance de toda la población las distintas manifestaciones del arte, como una forma de educar y lograr el desarrollo pleno de los ciudadanos.
Ferias del Libro, Festivales de cine y teatro, así como exposiciones de reconocidos artistas plásticos nacionales y extranjeros son algunas de las acciones puestas en práctica para promover la cultura, que sin embargo, también han chocado con los obstáculos que crea el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por más de 50 años contra el pueblo cubano.
El informe sobre los daños ocasionados por esta unilateral y genocida medida ha causado a la cultura entre abril de 2015 y marzo de 2016 pérdidas por más de 29 millones de dólares, además de que por su carácter extraterritorial ha impedido la asistencia a estos eventos de artistas de otras naciones.
Es un hecho que la hostil política, obsoleta y fracasada, constituye una traba para el intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos. Por ejemplo, la Empresa cubana de Grabaciones y Ediciones Musicales se vio imposibilitada de realizar contratos para la presentación en territorio norteamericano de varias agrupaciones.
Cuba debe adquirir en otros mercados más lejanos, con un encarecimiento del 40% de sus precios un grupo de materiales, herramientas y materias primas con las que trabajan los artistas, artesanos y diseñadores del país.
La enseñanza de las distintas manifestaciones artísticas como la música se ve igualmente seriamente afectada por el cerco económico, rechazado año tras año desde 1992 por la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU.
Es así que para garantizar por ejemplo, los violines y otros instrumentos de cuerdas a los 414 alumnos de nivel elemental de esta especialidad con que contó el pasado curso escolar, que concluyó en junio de este año, el estado debió erogar grandes cantidades al tener que adquirir estos medios a precios superiores a los que podría haberlos comprado en Estados Unidos.
Asimismo se ven seriamente frenados los esfuerzos del país por rescatar instituciones que forman parte del patrimonio cultural cubano. De ahí que para los trabajos de remozamiento del Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso se debió invertir mucho más dinero por tener que adquirir los materiales en terceras naciones.
Más de 672 000 dólares debieron ser destinados a la compra de materiales necesarios para restaurar el conocido teatro, cifra que podría haber sido casi 200 000 dólares menos de haber sido posible adquirirlos en mercados norteamericanos.
A pesar del acercamiento entre Cuba y Estados Unidos se mantiene una inhumana y hostil política que afecta a todas las esferas de la vida socio económica del país, lo que impide el desarrollo pleno de todos los cubanos