por María Josefina Arce
Con la fuerza devastadora de un huracán de categoría cuatro azotó Matthew a Haití, la nación más pobre del hemisferio, dejando a su paso varios muertos, heridos, numerosos damnificados y cuantiosas pérdidas materiales.
Localidades aisladas, graves daños a viviendas, caída de puentes, torres y antenas para las comunicaciones se cuenta entre las afectaciones causadas por el fenómeno meteorológico en la zona sur del país, donde aún miles de damnificados por el terremoto de enero de 2010 viven en carpas
En territorio haitiano se encuentran médicos cubanos que al conocer la cercanía del meteoro se aprestaron a brindar su ayuda.
«Estamos en total disposición de trabajar en las labores de prevención y de control epidemiológico, pues se pronostica una situación complicada, dado que las lluvias han complejizado el cuadro sanitario que ya existía en la nación», afirmó el doctor Lorenzo Mojena, jefe en funciones de la brigada médica cubana en esta nación.
No es la primera vez que los profesionales cubanos de la salud están en Haití en momentos de intensa tragedia, Hace seis años cuando el fuerte terremoto que devastó al país, los especialistas de la Mayor de las Antillas fueron los primeros en socorrer a las víctimas.
Los cubanos fueron los primeros en habilitar instalaciones médicas entre las ruinas y reforzar los hospitales inmediatamente después del sismo.
De invaluable calificaron las autoridades haitianas la asistencia de los médicos cubanos, que incrementaron su número en ese territorio pocas horas después del desastre, llevando medicinas y otros insumos.
Aunque la gran prensa intentó silenciar el trabajo de los profesionales cubanos de la salud, organismos internacionales como la ONU consideraron que sin los médicos del vecino país hubiese sido imposible dar una respuesta tan rápida a los damnificados y a la posterior epidemia del cólera que se desató meses después del intenso temblor.
Para miembros de esos organismos internacionales una de las cosas más esperanzadoras que vieron en Haití fue la ayuda cubana y el aprecio del pueblo haitiano por esos colaboradores.
Lo cierto es que la brigada médica cubana en Haití tuvo a su cargo la mayoría de los centros de atención contra la epidemia de cólera.
Ya antes del devastador fenómeno estaban los médicos cubanos en la empobrecida nación caribeña. Más de 300 profesionales de salud proporcionaban atención primaria y servicios obstétricos, al tiempo que atendían enfermedades oftalmológicas.
Ahora ante el azote de otro fenómeno meteorológico de gran envergadura nuevamente los cubanos presentes en Haití socorren a los numerosos damnificados llevando un poco de esperanza a la nación caribeña.