por María Josefina Arce

El reciente paso por el Caribe del huracán Matthew, que dejó cientos de muertos y cuantiosas pérdidas materiales, evidenció la vulnerabilidad de los pequeños países insulares a estos fenómenos meteorológicos que cada vez con mayor fuerza azotan la región.

De ahí la importancia de estar cada vez más preparados para minimizar estos desastres, como se demostró en el caso de Cuba que afectada también por este evento de categoría cuatro en la escala Safir-Simpson no tuvo que lamentar la muerte de ningún ciudadano.

Cuba tiene una vasta experiencia que ha puesto a disposición de sus vecinos caribeños, ante la necesidad de enfrentar juntos los desafíos que impone el cambio climático.

En ese sentido el presidente cubano, Raúl Castro, en la apertura de la Quinta Cumbre CARICOM-Cuba, efectuada en diciembre de 2014 en La Habana, afirmó que la cooperación para enfrentar las consecuencias del cambio climático merece una atención especial por la amenaza que significa la elevación el nivel del mar y los cada vez más frecuentes huracanes, lluvias intensas y otros fenómenos, que causan grandes daños humanos y económicos.

Por tanto, La Habana ha sido sede en estos días del Segundo Curso sobre el enfrentamiento a fenómenos de origen natural y tecnológico para la Comunidad del Caribe, en el que la percepción de riesgo sobre los probables desastres naturales ocupó la atención de los asistentes.

Ya el pasado año, en cumplimiento de los acuerdos de la cumbre de 2014 Cuba-CARICOM, se efectuó en la capital cubana la primera edición de estos cursos para la formación de recursos humanos.

Maritza García García, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, destacó durante el actual encuentro el eficiente Sistema de Medidas de la Defensa Civil de Cuba, que abarca a todos los sectores socio-económicos.

Un ejemplo de su rapidez y eficiencia, afirmó, fue su actuación ante el devastador paso del huracán Matthew el cuatro de octubre pasado por el extremo sur del oriente de la nación caribeña.

Añadió que en las provincias de Guantánamo y Holguín el meteoro provocó serios daños, pero ningún fallecido, lo que evidenció la apreciación de la contingencia, la percepción de los pobladores y su preparación, así como también la existencia de planes contra calamidades.

Para los especialistas no existe otra opción que fortalecer la concertación y los esfuerzos para enfrentar esos fenómenos y mitigar su impacto en asentamientos humanos, zonas costeras, recursos hídricos y diversidad biológica.

De ahí que sea altamente valorada por las naciones caribeñas la ayuda de Cuba, un país que ha demostrado cómo se pueden minimizar los daños que causan estos eventos en la población caribeña.