por María Josefina Arce
En las últimas semanas han arreciado los ataques de la derecha contra el legítimo gobierno del presidente Nicolás Maduro y el sistema político y social decidido por los venezolanos en las urnas a partir de 1999.
Apoyada por la oligarquía latinoamericana y Estados Unidos, la oposición parece dispuesta a reeditar el golpe de estado de 2002 contra el entonces primer mandatario, el fallecido Hugo Chávez.
Al frente de esas maniobras desestabilizadoras está el Parlamento, liderado por la derecha, y la opositora Mesa de la Unidad Democrática que tratan de revocar el mandato de Maduro, elegido democráticamente en las urnas.
En un juego nada limpio se ha tratado de llevar a término un referendo revocatorio contra el presidente, que no ha estado exento de fraude. Ante esta situación el Consejo Nacional Electoral decidió paralizar el proceso de recogidas de firmas del electorado.
La decisión está basada en las medidas cautelares dictadas por diferentes jueces de primera instancia de los estados de Apure, Aragua, Bolívar y Carabobo ante las dudas surgidas durante la recolección de firmas de abril.
En aquel momento, la alianza de partidos de oposición Mesa de la Unidad Democrática anunció que había recogido cerca de dos millones de firmas para solicitar el revocatorio, aunque solo hacían falta 200 000.
Pero lo que no mencionó es que entre los firmantes había personas fallecidas, menores de edad y ciudadanos inhabilitados por cometer delitos como homicidios, secuestros, extorsión y narcotráfico.
La jugarreta le salió mal a la oposición que por supuesto, no descarta nuevas acciones contra el legítimo gobierno venezolano y que se siente amparada por los ataques mediáticos que se cocinan desde el exterior.
Recordemos las agresiones de que ha sido objeto Venezuela en el MERCOSUR por varios de sus miembros.
Ahora también varias voces critican la medida del Consejo Nacional Electoral, pero curiosamente nadie menciona el fraude ejecutado por la derecha. En ese caso está el secretario general de la OEA, Organización de Estados Americano, Luis Almagro, que se atrevió a decir que ha habido un rompimiento democrático en Venezuela y acusó a Maduro de perder su legitimidad como mandatario.
Habría que recordarle que la organización que dirige sí que hace mucho que no cuenta con credibilidad al apoyar golpes de estados en toda la región contra gobiernos elegidos en las urnas.
¿Y cómo calificaría entonces las acciones violentas promovidas por la oposición venezolana como las de 2014 que dejaron 40 muertos, o la intentona golpista de 2002 contra el entonces presidente Hugo Chávez?.
Y acaso en este dime que te diré de la oligarquía no cuenta la voluntad del pueblo venezolano que ha salido a las calles a defender sus derechos y las conquistas de los últimos 17 años como la salud y educación.
Quizás esos que solo alientan la violencia e intentan quitar gobiernos no acordes a sus intereses no se han enterado que los venezolanos se congregaron este domingo ante la sede de la controvertida Asamblea Nacional, en Caracas, para dejar bien claro su apoyo a la Revolución Bolivariana.
Tampoco deben saber que esta es solo la más reciente de las manifestaciones de los venezolanos que no han abandonado las calles y se mantienen alertas ante las sucias maniobras de la derecha, a la que solo le interesa el poder, como todos bien sabemos.