por Roberto Morejón
El último adiós de los cubanos y personalidades amigas de todo el mundo al líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro se asocia a sitios insignes de la vida nacional.
El tributo póstumo al guía de este proyecto de justicia social fallecido el pasado día 25 se inició en la habanera Plaza de la Revolución.
Filas interminables de personas se apreciaron en una de las plazas más grandes del mundo con 72 000 metros cuadrados, escenario de los principales actos y acontecimientos de la Revolución.
Allí se clausuraron congresos del Partido Comunista y conferencias internacionales, fueron convocadas manifestaciones de solidaridad con otros pueblos y se evocaron aniversarios de hechos singulares.
En muchos de los acontecimientos en la capitalina Plaza de la Revolución habló, durante horas, de pie, el entonces presidente Fidel Castro, quien intercambiaba con la muchedumbre.
El cortejo que conduce las cenizas del líder desaparecido físicamente sigue desde La Habana un largo trayecto hasta la provincia de Santiago de Cuba, en sentido inverso a la marcha triunfante seguida por el dignatario en 1959.
El oriental territorio está asociado a la vida de Fidel Castro, pues aunque nació en Birán, en la cercana provincia de Holguín, estudió durante su niñez en el entonces colegio Nuestra Señora de los Dolores, de los Jesuitas.
Santiago, asiento del cuartel Moncada atacado por revolucionarios encabezados por Fidel Castro en 1953, aguarda para acoger los honores de los lugareños, especialmente en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales.
El recinto posee como fundamentación conceptual la Protesta de Baraguá, protagonizada por el luchador contra el colonialismo español, Antonio Maceo.
El Comandante en Jefe Fidel Castro la inauguró el 14 de octubre de 1991 durante la clausura del cuarto Congreso del Partido Comunista, y los visitantes destacan cómo el lugar resume las características de rebeldía de los cubanos.
En el cementerio de Santa Ifigenia, en la santiaguera urbe, se depositarán las cenizas del cubano con papel protagónico en la vida nacional durante los últimos 60 años.
La necrópolis reviste monumentalidad y guarda historia, fue declarada Monumento Nacional en 1979, y allí yacen los restos de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, y José Maceo, hermano de Antonio Maceo.
De la historia reciente están los sepulcros de Frank País y otros jóvenes santiagueros muertos en el combate clandestino contra la tiranía de Fulgencio Batista.
La despedida póstuma a Fidel Castro y su descanso definitivo se impregnan de historia.
Al unísono vuelven a la memoria los hitos de la gesta anticolonialista, la lucha durante la pseudorrepública y de la resistencia viril después de 1959 contra los acechos externos.