Por: María Josefina Arce
Desde que en diciembre de 2014 Cuba y Estados Unidos anunciaron su decisión de iniciar un proceso de acercamiento, el gobierno cubano siempre ha mantenido la voluntad de avanzar en la mejoría de las relaciones con su vecino del Norte, siempre por supuesto, sobre la base del respeto mutuo, la igualdad y sin hacer concesiones, ni dejación de nuestros principios.
Ya han sido varios los encuentros entre representantes de las dos naciones, el más reciente de los cuales tuvo lugar en los últimos días en La Habana y allí reiteró la parte cubana su disposición de avanzar en la construcción de vínculos de convivencia pacífica, beneficiosos para ambas partes.
En la quinta reunión de la Comisión Bilateral, Josefina Vidal, directora General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores y máxima representante del archipiélago en ese mecanismo, afirmó que la parte cubana tiene la disposición de identificar nuevas oportunidades y trabajar en la edificación de una relación distinta y civilizada.
En la reunión, apuntó Vidal, demostramos que el restablecimiento de las relaciones, la reapertura de las embajadas y el desarrollo de cooperación en muchas áreas son beneficiosas para ambos países y responden a los intereses de las dos partes.
Aunque se ha avanzado en ciertos aspectos y en este encuentro se trazó un programa de trabajo muy ambicioso, aún quedan temas importantes que constituyen un obstáculo para alcanzar resultados que redunden en la normalización plena de las relaciones entre los dos países.
Ese es el caso del ilegal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde hace más de medio siglo contra el pueblo cubano y que es rechazado por la comunidad internacional.
Es un hecho que esta hostil medida tiene total vigencia, a pesar de que la actual administración ha reconocido lo fallido y obsoleto de esa hostil política y que ha tomado una serie de medidas, calificadas por La Habana de positivas, pero insuficientes.
Incluso han sido multadas firmas extranjeras por mantener vínculos con Cuba, a solo un mes de que en octubre pasado en la Asamblea General de la ONU Estados Unidos modificara su tradicional voto negativo al de abstención sobre el proyecto de resolución cubana referida a la necesidad de poner fin a esa política.
Otro genuino reclamo de la Mayor de las Antillas, también reiterado en el encuentro en La Habana, es la devolución del territorio que en el oriente cubano ocupa ilegalmente Estados Unidos.
La base naval de Guantánamo, convertida en un centro de detención y tortura, constituye una afrenta a la soberanía del pueblo cubano y una abierta violación al derecho internacional.
En esa ilegal prisión permanecen en un limbo jurídico unos 60 reos, como un recordatorio de que el país que se dice protector de los derechos humanos es el primer violador del mundo de esas prerrogativas.
Cuba también ha reiterado que otro obstáculo en las relaciones con Estados Unidos en la llamada Ley de Ajuste cubano, que incentiva la inmigración ilegal y el tráfico de personas.
Largo y difícil es el camino para la plena normalización de las relaciones entre las dos naciones, pero si se quiere, como apuesta Cuba, edificar unos vínculos nuevos y mutuamente beneficiosos, Estados Unidos debe tener en cuenta los legítimos reclamos del pueblo cubano.