por Roberto Morejón
El envejecimiento poblacional en Cuba es visible en los campos, donde se reducen los brazos aptos para la labranza de la tierra y emigra hacia las ciudades parte de la fuerza técnica, de ahí la importancia de agilizar la contratación del personal.
Nuevas disposiciones legales tienen vigencia en Cuba para permitir a los agricultores privados, vinculados o no a cooperativas, contratar directamente trabajadores, cuyo desempeño se considerará por cuenta propia.
Es de esperar entonces que el número de trabajadores autónomos, más de 522 000, aumente en meses venideros.
Con las nuevas normas, la cooperativa dejará de ocuparse del empleo de la fuerza para realizar faenas permanentes y se agiliza la participación del personal decisivo en la preparación de tierras y las cosechas.
Las cooperativas cubanas se concentrarán así en el aumento de las producciones, hoy deficitarias pues el país importa cuantiosos volúmenes de alimentos.
En aras de reunir los brazos necesarios para las abnegadas tareas en las plantaciones, la Federación de Mujeres Cubanas también insta a sus afiliadas a sumarse a esos quehaceres.
En opinión de la federación citada y de la Asociación Nacional de Agricultores Privados, las campesinas tienen una función decisiva en el rendimiento y la productividad de las cooperativas, por su espíritu emprendedor y creativo.
Una mayor incorporación de mujeres a las tareas del campo ayudaría a contrarrestar la fluctuación laboral y en especial de la fuerza técnica calificada.
Dada la baja tasa de natalidad y la atracción de los jóvenes por las ciudades, la agricultura cubana presenta un acentuado déficit de mano de obra.
El gobierno y las organizaciones sociales exhortan a las familias a inculcar en sus hijos el sentimiento de amor hacia la tierra.
Para el período 2015-2023 la demanda de la agricultura se fijó en 7 880 graduados de nivel superior en especialidades agropecuarias y según la tendencia, aun con la prioridad dada al sector, la meta quedará insatisfecha.
En Cuba se repite la misma paradoja de otras latitudes. Todo el mundo exige que la tierra produzca y a pocos les gusta bregar en los campos bajo el intenso sol tropical.
Es cierto que el Norte industrializado cubre el déficit con la tecnología e inversión de enormes recursos, pero los países pobres apelan a otras alternativas.
Cuba, no obstante, concentra el financiamiento posible y acude a créditos internacionales para modernizar la maquinaria agrícola, además de aumentar el pago a los labriegos por la entrega de productos.
Atender la disyuntiva de generar más alimentos con escasez de mano de obra en los campos es tarea urgente y es primordial agilizar la vía para emplear el personal.