por Guillermo Alvarado

La muerte de doce personas inocentes durante un ataque en un mercado navideño de Berlín, Alemania, muestra una vez más el rostro infame, absurdo e inhumano del terrorismo, que vuelve a llenar de consternación a la comunidad internacional y demuestra que este planeta es cada día más inseguro y vulnerable.

La policía alemana busca a un sospechoso de conducir el camión que impactó contra la multitud, en una acción muy parecida a la realizada en la ciudad francesa de Niza el 14 de julio pasado que causó más de 80 víctimas fatales.

Hasta ahora Alemania había escapado a este tipo de atentados, que como una plaga se extienden por Europa, que está aprendiendo a vivir con el miedo y las consecuencias de las intervenciones en el Oriente Medio, Afganistán y el norte de África, donde se encendió una chispa muy difícil de apagar o tan siquiera de controlar.

Si bien faltan muchos datos por descubrir para tener una explicación certera de esta última agresión, ya la agrupación extremista Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad por los hechos.

Recordemos que hay más preguntas que certezas acerca de esta banda terrorista, de la cual se desconoce su estructura, sus fuentes de financiamiento y la forma en que adquiere su moderno arsenal, incluidos medios avanzados de comunicación.

Lo que se sabe es que surgió de entre las cenizas de las guerras impuestas contra Iraq, Libia y Siria, como un subproducto del horror llevado hasta allí por las principales potencias occidentales encabezadas por Estados Unidos y la Unión Europea.

En este mundo caótico se inscribe el asesinato del embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov, cuya muerte levantó una oleada de preocupación por las consecuencias que podría tener, si bien la respuesta enérgica, pero mesurada, de Moscú contribuyó a tranquilizar los ánimos y evitar males mayores.

Y es que Karlov, además de su elevado rango diplomático, fue figura clave durante las negociaciones tripartitas, entre Rusia, Turquía e Irán, para permitir la evacuación de los rebeldes y sus familiares en la ciudad de Alepo, una vez que esta fue recuperada por el ejército gubernamental de Siria.

El Kremlin, sede del gobierno ruso, emitió este miércoles un comunicado donde señala que todavía es pronto para conocer a quiénes están detrás de este asesinato, aunque hay consenso en que uno de los objetivos es bloquear cualquier acuerdo con Turquía que lleve la paz y la estabilidad a Siria.

Estamos ante un mundo revuelto, donde hay evidentes apetencias occidentales sobre los ingentes recursos energéticos del Oriente Medio y también se mueven oscuros intereses de gigantescas corporaciones transnacionales, para las cuales la vida humana es perfectamente descartable.

Nunca como ahora son vigentes las palabras pronunciadas por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando afirmó, y cito textualmente: “Reitero que ninguno de los problemas del mundo, ni el del terrorismo, se pueden resolver por la fuerza, y cada acción de fuerza, cada acción disparatada del uso de la fuerza, en cualquier parte, agravaría seriamente los problemas del mundo. El camino no es la fuerza ni la guerra”.