Precisamente en el año en que se cumple el 60 aniversario del Tratado de Roma, considerado como la piedra fundadora de la Unión Europea, este bloque continental enfrenta en 2017 grandes desafíos respecto a su gestión e, incluso, a su continuación tal y como se le conoce hasta ahora.
El 20 de enero toma posesión de la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, y todavía existe mucha incertidumbre en cuando a cual será la relación con este socio estratégico, que hasta ahora se ha limitado a anunciar medidas proteccionistas para reactivar la economía interna, pero sin revelar exactamente un rumbo definido.
Hay incertidumbre en cuanto al futuro del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, un pacto que la Casa Blanca hubiese querido dejar bien atado antes de la salida de su actual inquilino, Barack Obama.
Más allá de esto, en marzo debe comenzar el proceso del abandono del Reino Unido del mecanismo integrador, conocido como brexit, y falta por saber si será una separación amistosa, como auguran algunos, o un divorcio tormentoso, como temen otros. En todo caso, ya provocó la caída del ex primer ministro británico, David Cameron, quien apostaba por mantenerse dentro de la unión, a cambio de algunas reformas en el tema de las regulaciones para los mercados financieros y el apoyo a las economías en crisis.
Algunos analistas opinan que el brexit no significará un trauma existencial para el grupo, a menos que ocurran otros acontecimientos sombríos en este año.
En abril y mayo se celebrarán elecciones presidenciales en Francia, uno de los socios fundadores con más peso económico y político, junto con Alemania e Italia.
Allí las miradas están centradas en los tres partidos más grandes, encabezados por Los Republicanos cuyo candidato, François Fillon, dejó sorpresivamente atrás al expresidente Nicolás Sarkozy, de quien fue primer ministro entre 2007 y 2012, y al excanciller Alain Juppé.
Le sigue el ultraderechista Frente Nacional, cuya líder y aspirante al Palacio del Elíseo, Marine Le Pen, ya dijo que de ganar convocaría a un referendo sobre la permanencia de Francia en la Unión Europea. Las posibilidades de Le Pen son escasas pues de pasar a la segunda vuelta, lo que se considera posible, enfrentaría allí a una alianza nacional para evitar su eventual triunfo.
El Partido Socialista, aún en el gobierno, todavía no tiene candidato luego del anuncio de François Hollande de que no buscaría la reelección.
Alemania tiene elecciones en septiembre y allí se mantiene favorita la canciller federal Ángela Merkel, a pesar del golpe sufrido por el atentado de diciembre.
La amenaza del terrorismo es otro de los grandes temas del año en este bloque integrador, junto a la incertidumbre de lo que pueda ocurrir en Italia, que debe formar gobierno pronto, y la situación en Grecia, contenida de momento, pero no resuelta.
Muchos desafíos y poco espacio de negociación para una región llamada a jugar un papel más equilibrante en un mundo que se aspira a que sea multipolar y multicolor, y donde primen la cooperación y la confianza.
Por: Guillermo Alvarado