Por: Guillermo Alvarado
Los pobres, los refugiados y los indigentes son las principales víctimas de la ola de frío polar que azota a varios países europeos, con temperaturas inusuales de hasta 30 grados bajo cero que ya causaron más de 60 muertes y tienen en grave peligro a decenas de miles de seres humanos que carecen de recursos para enfrentar este fenómeno climático.
La situación más dramática se vive en los campos de refugiados de Grecia, donde se hacinan unas 60 mil personas en casas de campaña o covachas improvisadas, muchas de ellas al borde de la congelación según denunciaron organizaciones humanitarias.
La inmensa mayoría de ellos no estarían viviendo en semejantes condiciones de precariedad si los países de la Unión Europea hubiesen cumplido con el compromiso de ubicarlos por cuotas, según se acordó en una de las múltiples reuniones para tratar el tema y que se quedó en papel mojado.
Entre los fallecidos por las bajas temperaturas que azotan Polonia, Italia, Grecia, República Checa, Bulgaria, y otras naciones hay por lo menos 30 inmigrantes, pero la cifra podría subir rápidamente de no tomarse medidas efectivas para protegerlos.
La víspera el gobierno griego envió un navío militar equipado con colchones, mantas y calentadores hacia la isla de Lesbos para alojar a unas 500 personas, pero eso es apenas una gota de agua, si se toma en cuenta que sólo en ese lugar hay más de seis mil refugiados, muchos en condiciones calificadas de inhumanas, en frágiles carpas con 15 grados bajo cero y una capa de nieve de 30 centímetros de espesor.
El activista español Miguel Ángel Rodríguez aseguró que “el tema es saber cuántos refugiados tienen que morir de frío antes de que la Unión Europea haga algo”, en tanto el eurodiputado por la organización Podemos, Miguel Urbán dijo que la situación de estas personas es insostenible.
Entre los que perecieron en la región de los Balcanes también hay numerosos indigentes que viven y duermen en las calles y las condiciones son difíciles asimismo para las familias de escasos recursos, que no tienen un servicio adecuado de calefacción y cuya dieta de alimentos es precaria.
Para colmo, en muchas regiones de Bulgaria y Kosovo las intensas nevadas hicieron colapsar las carreteras y hay numerosos poblados sin energía eléctrica a donde se está llevando ayuda por helicóptero cuando el tiempo lo permite.
Las autoridades de Serbia y Bosnia informaron de diez muertos por hipotermia, entre ellos cuatro ancianos.
Con todo, son los refugiados los que están llevando la peor parte mientras se multiplican los llamados para que los gobiernos tomen cartas en el asunto y cumplan con sus obligaciones, ya no tanto por los papeles firmados en cumbres y reuniones, sino por un elemental sentido de humanidad.
La ola polar está mostrando la peor cara de Europa y comprueba, también, que para las miles de personas que buscan escapar a toda costa de la miseria, las guerras y las enfermedades las cosas nunca están tan mal, como para que no puedan empeorar un poco mas.