Washington: Previsibles conflictos de Trump

Editado por Maria Calvo
2017-01-13 12:25:14

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por  Nicanor León Cotayo

Hasta un periodista de origen argentino que piensa en inglés,  Andrés Oppenheimer, no descarta que coloque la Casa Blanca al servicio de sus negocios.

Este miércoles publicó un artículo en el Nuevo Herald bajo el título: ¿Será la Casa Blanca una sucursal del Grupo Trump?

Comienza narrando que a principios del actual 2017 se enteró de la “súbita y misteriosa” desaparición de un gigantesco anuncio con la fotografía de este último situada frente a la Torre Trump, en  Punta del Este, Uruguay.

Con tono irónico, Oppenheimer cuestiona si el cartel fue removido por temor a ataques terroristas o vandálicos, o porque la imagen de Trump “estaba perjudicando sus ventas”.

Mientras, se difundía la noticia de que Eric Trump, uno de los hijos adultos del presidente electo, estaba en la ciudad para tratar de impulsar ventas de la torre.

Durante una entrevista publicada este seis de enero por el diario uruguayo El Observador, Eric reveló que fueron sus propios constructores quienes trasladaron el cartel con la imagen de su padre.

 “Está saliendo completamente de una compañía para convertirse en comandante en jefe de los Estados Unidos”, afirmó.

Y luego añadió: “Mi hermano y yo vamos a tomar el negocio y creo que progresivamente vamos a volvernos rostros más visibles.”.

 No obstante, Oppenheimer preguntó: ¿Bastará para evitar potenciales conflictos de intereses?

Y se auto respondió: Casi todos los expertos independientes en cuestiones de ética “están de acuerdo en que no”.

Luego el intelectual estadounidense nacido en Argentina puntualizó, la única manera de evitar que la Casa Blanca se convierta en una subsidiaria Trump es que venda parte del negocio.

Recordó que el próximo mandatario tiene intereses en más de 100 empresas radicadas, como mínimo, en 20 países.

Solo en Panamá, Brasil, Turquía, India y Filipinas, posee hoteles, y campos de golf, al mismo tiene que tiene deudas por cientos de millones de dólares a bancos, entre ellos el   Deutsche Bank.

Tal escenario, considera  Oppenheimer, podría dar  lugar a sospechas de “motivaciones empresariales detrás de sus futuras decisiones de gobierno”.

Incluso, apunta, si los hijos adultos de Trump toman el control del negocio y su padre promete no discutir asuntos de negocios con ellos,  es muy difícil evitar conflictos de intereses.

También resulta improbable, agrega el artículo, pensar que gobiernos extranjeros no usarán a los socios de Trump, en sus propios países, en aras de obtener beneficios.

A manera de ejemplo, The Washington Post reveló días atrás que el presidente argentino, Mauricio Macri,  acudió a un constructor de la Torre Trump, en Punta del Este, para lograr respaldo en hacer lo mismo en Buenos Aires.

En cuanto a las promesas formuladas por el próximo multimillonario presidente, respecto a evitar un conflicto de intereses, Oppenheimer opinó:

“Eso es una falacia total. Pretender que la entrega de sus empresas a los hijos, sin vender su parte, evitará esos conflictos es ridículo.

“Y afirmar que no discutirá asuntos de negocios con ellos durante los próximos cuatro años es un insulto a la inteligencia.

“¿Debemos creer acaso que a lo largo de  48 meses únicamente hablarán sobre el tiempo o de poesía con su padre?



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