por Guillermo Alvarado

A pesar de algunos avances logrados en los últimos años en la reducción de la pobreza a nivel global, todavía hoy persisten agudas desigualdades, tanto en el interior de numerosos países, como entre regiones del planeta, confirmó un reciente informe distribuido por el Banco Mundial.

Resulta curioso el reporte de la entidad porque, junto con el Fondo Monetario Internacional, está señalado por analistas y organizaciones de ser uno de los mayores fabricantes de pobres debido a la imposición de políticas de corte neoliberal a naciones en desarrollo.

Sin asumir ninguna responsabilidad o hacer un mea culpa, el Banco Mundial reconoce de manera conservadora que hay más de 766 millones en pobreza extrema, seres humanos cuyos ingresos son insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas y sufren hambre, enfermedades, analfabetismo y muchos viven en la intemperie o viviendas muy precarias.

El estudio hace un perfil de estas personas y precisa que el 80% de ellas habitan en el área rural, el 64% trabajan en la agricultura, 44 de cada 100 tienen menos de 14 años, es decir son niños; y el 39% nunca ha recibido una educación formal.

Significa esto que reúnen todas las condiciones para seguir siendo pobres toda su vida, y reproducir esta situación en su familia y las futuras generaciones.

Por regiones la situación más desastrosa existe en el África subsahariana, donde se acumulan 389 millones de personas en condición de pobreza extrema, más que en el resto de las áreas del mundo en su conjunto.

Pero hay un dato que es verdaderamente insultante porque refleja cómo la situación en estos momentos es extraordinariamente desigual.

La organización humanitaria Oxfam reveló en el Foro Económico Mundial de Davos que la fortuna de ocho hombres equivale a la mitad de toda la riqueza mundial. Es decir que ocho magnates, de ellos seis estadounidenses, un mexicano y un español, tienen en su poder una fortuna equivalente al patrimonio total de 3 600 millones de habitantes del planeta.

De acuerdo con la entidad, esa enorme brecha entre los más ricos y los más pobres es uno de los principales factores de descontento hacia los partidos políticos y sus representantes, y explica fenómenos como la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el llamado brexit, o la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

En tanto la riqueza se acumula desproporcionadamente en pocas manos, en el mundo hay 780 millones de analfabetos, la mitad de ellos mujeres, que no tienen prácticamente esperanzas de acceder a una distribución más justa de los recursos.

Una solución real sólo puede pasar por un cambio drástico de estructuras económicas, políticas y sociales a nivel global, algo que muchos reconocen, pero pocos en realidad están dispuestos a llevar a la práctica.