por María Josefina Arce
El cambio climático es uno de los retos que tiene hoy el Caribe, una de las regiones más vulnerables del mundo. Con más de 40 millones de habitantes y el causante de solo el 11 por ciento de las emisiones que llevan al calentamiento global, la región tendrá que hacer frente a enormes impactos sobre sus actividades productivas, el turismo, la agricultura y la pesca.
Un estudio revela que Latinoamérica y el Caribe deberán afrontar daños anuales en el orden de los 100 000 millones de dólares hacia 2050, solo considerando mermas en los rendimientos agrícolas, la desaparición de glaciares, inundaciones, sequías y otros eventos provocados por el calentamiento del planeta.
Asimismo, los desastres naturales provocados precisamente por este fenómeno dejaron pérdidas materiales para la región por unos 18 000 millones de dólares solo entre 1998 y 2012.
De ahí que coordinar acciones para enfrentar este desafío común sea una de las prioridades de la Primera Conferencia de Cooperación de la AEC, Asociación de Estados del Caribe, que desde este miércoles sesiona en La Habana.
En este camino, en noviembre de 2015 se realizó en República Dominicana el Simposio sobre el Mar Caribe, que permitió identificar especies invasoras en las costas del área que afectan el entorno y el hábitat de otras naturales de la zona.
El evento, de acuerdo con los expertos, revistió una vital importancia para los esfuerzos que realiza el área desde la constitución de la Comisión del Mar Caribe en el 2006, como mecanismo para dar un mejor seguimiento a los trabajos técnicos y las acciones que se vienen desarrollando desde 1998 en favor de la preservación y protección del Mar Caribe.
Ya durante la Séptima cumbre de la AEC celebrada en la capital cubana en junio de 2016, se presentó el Programa de Enfrentamiento al Cambio Climático, el cual abrió una nueva esfera de cooperación que en la coyuntura actual, es vital para el desarrollo de los países miembros, especialmente, los pequeños Estados insulares del Caribe.
De hecho Cuba, como presidenta pro témpore de esa organización regional, ha promovido iniciativas encaminadas al manejo de la erosión costera, y la protección de los ecosistemas insulares, que han encontrado una favorable acogida de las naciones del área.
Este es un proyecto que involucra a varios países, aunque la cifra de interesados en participar y colaborar con el financiamiento sigue creciendo, de acuerdo con las autoridades cubanas.
Otras dos propuestas de Cuba están relacionadas con los focos contaminantes que generan los sargazos y la posibilidad de utilizar esta alga en la producción de comida animal.
Expertos cubanos señalan que cada una de estas propuestas están sustentadas en los estudios e investigaciones de instituciones cubanas y que la Mayor de las Antillas está en la mejor disposición de compartir con sus hermanos del Caribe.
La Primera Conferencia de Cooperación es por tanto, una oportunidad para promover la colaboración en diversas esferas, sobre todo, en la profundización de acciones para mitigar los efectos devastadores para la región del cambio climático.