Por Guillermo Alvarado
La Organización Mundial de la Salud, OMS, advirtió esta semana que la contaminación ambiental es responsable directa de la muerte de por lo menos un millón 700 mil niños menores de cinco años en todo el mundo y que los infantes en riesgo comienzan a sufrir daños durante el período de gestación, es decir cuando aún están en el vientre materno.
Margaret Chan, directora general de la OMS aseguró que "un medio ambiente contaminado es mortal, especialmente para los niños pequeños, ya que el desarrollo de sus órganos y sistemas inmunes, así como el tamaño del cuerpo y las vías respiratorias, los hacen más vulnerables al aire y agua sucios".
De acuerdo con los informes, cada año unos 570 mil menores fallecen como consecuencias de afecciones respiratorias, asociadas a la mala calidad del entorno donde viven; asimismo, otros 630 mil mueren por diarreas ocasionadas por el consumo de agua contaminada en sus hogares.
Hay otros 400 mil decesos por malaria, envenenamiento, caídas y ahogamientos, precisó el informe de la organización con sede en Ginebra, Suiza.
María Neira, directora del departamento de salud pública, medio ambiente y determinantes sociales de la OMS destacó que un entorno contaminado es una carga muy pesada para la salud de los niños y llamó a invertir en mejorar la calidad del agua y promover el uso de combustibles limpios.
El cambio climático propicia el aumento en las temperaturas y los niveles de bióxido de carbono, lo que favorece la producción de polen, asociada a un aumento del asma en la población infantil, así como la contaminación del aire, el humo del tabaco y la humedad en los interiores de las viviendas, dijo la especialista.
Al mismo tiempo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, denunció que unos 300 millones de niños viven en regiones donde la toxicidad del aire es hasta seis veces superior a los estándares aconsejables, lo cual significa un peligro para sus vidas y para su desarrollo.
Esa contaminación está relacionada con las emisiones de los vehículos, el uso intensivo de combustibles fósiles, la quema inadecuada de residuos y el polvo causado por la sequía en distintas zonas del planeta.
Asia, África y el área del Pacífico son las zonas más castigadas por este fenómeno, que daña con más profundidad a los niños que a los adultos.
El director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, dijo que los contaminantes no sólo afectan los pulmones en desarrollo de los niños, sino que también pueden cruzar la barrera hematoencefálica y dañar de manera permanente sus cerebros y por tanto limitar sus posibilidades en el futuro.
Las publicaciones de ambas entidades son un llamado de alerta a la comunidad internacional para combatir a este asesino silencioso, que no se mira, no tiene rostro, pero su letalidad es enorme, sobre todo entre los niños y, de manera particular, en los menos favorecidos que como siempre llevan la peor parte.