Por Nicanor León Cotayo
La vida va demostrando testarudamente que un país como Estados Unidos no se maneja al estilo de una gran empresa capitalista.
Así lo comienza a entender, a fuerza de golpes, quien pensaba lo contrario, su actual multimillonario-presidente, Donald Trump.
Hace algo más de 60 días asumió el cargo, y ya hizo frente a un par de graves tropiezos políticos, tan hondos, que aún flotan sobre la opinión pública internacional.
En el primer caso decidió cerrar las puertas de Estados Unidos a viajeros procedentes de naciones con mayoría musulmana.
¿Saldo? Que una suerte de reguero de pólvora de extendió sobre el mundo para impugnar la medida.
Hasta en su propio territorio nacional hubo manifestaciones que la desaprobaron, incluso, hasta con violencia.
La semana pasada Trump y sus hombres no lograron echar abajo el programa sanitario que denominan Obamacare.
Lo hicieron de manera singular, bombardearlo carentes de un sustituto al vigente.
Desde entonces, el actual presidente lo había transformado en una de sus principales banderas para ganar seguidores, sobre todo de la extrema derecha.
Ahora creyeron llegado el momento para, utilizando el escenario de la Cámara de Representantes que dominan, sacar del juego al referido plan.
Pero ante significativos choques hasta de sus aliados en el Capitolio, retiraron el intento.
O sea, un chasco político de alto voltaje que hirió muy hondo al presidente Trump, así como al jefe de su Cámara baja, Paul Ryan.
A este nuevo desgastante hecho se une otra preocupación: el costoso muro a levantar en la frontera con Méjico.
Una periodista de la Associated Press (AP), Alicia A. Caldwell, escribió este sábado que tan gigantesca obra “tiene sus propias barreras”.
Y detalla algunas.
Por ejemplo, Trump no sabe cómo pagará esa enorme pared de 30 pies de alto y con una vista agradable para quienes la vean desde el norte.
Washington, escribe también Caldwell, sobrellevará una geografía desfavorable y “muchos problemas legales”.
Luego ella da un vistazo a esos obstáculos:
Trump prometió que México pagaría por el muro, exigencia que ese país ha rechazado varias veces.
El primer estimado de gastos que envió al Congreso pedía 2.600 millones de dólares para el muro.
No obstante, un documento interno elaborado por el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, dedujo que un muro para toda la frontera costaría unos 21.000 millones de dólares.
Por su lado, Trump asegura que el costo sería de unos 12.000 millones. ¿Caos dentro del Caos mayor?
La AP advierte que, a estas alturas, aún no está definido cuánto dinero suscribirá el Congreso al respecto.
Aproximadamente el 50 por ciento de los 3.200 kilómetros de la frontera radica en Tejas y está delimitada por el río Bravo.
Según recuerda la Associated Press, Trump se verá obligado a sobrellevar tratados con la Comisión Internacional sobre Fronteras y Agua, así como varias regulaciones ambientales que limitan ciertos tipos y zonas de construcción.
Junto a ello, casi todo el terreno en la frontera de Tejas es propiedad privada y la mayoría pertenece a familias arraigadas en la zona desde hace varias generaciones.
Por lo tanto, advierten observadores basados en la experiencia histórica, no será fácil comprar sus terrenos.
Otra señal desfavorable para la colección de Trump fue la siguiente:
Luego de recoger opiniones sobre la debacle de Trump en el Congreso, dos periodistas de AP, Michael Warren y Sudhin Thanawala, escribieron este sábado:
Los estadounidenses beneficiados con el Obamacare “respiraron aliviados” con el fracaso del intento republicano para derogarlo.
Aún más importante, lo sucedido corrobora, para decirlo de alguna manera, que Donald Trump no es “superman”.
(Tomado de Cubasí)
