por Guillermo Alvarado
Con un margen estrecho, pero ya irreversible, el candidato del movimiento Alianza País a la presidencia de Ecuador, Lenin Moreno, se impuso en la segunda vuelta de los comicios celebrados este domingo y encara ahora la tarea de continuar las transformaciones de la Revolución Ciudadana, unificar al país y consolidar lo avanzado durante la década de las dos administraciones de Rafael Correa.
La victoria de Moreno es una buena noticia no sólo para la hermana nación sudamericana, sino que también para los gobiernos y movimientos progresistas de la región porque significa un freno a lo que se ha venido calificando como “restauración conservadora”, lo cual no es otra cosa que la vuelta de las políticas neoliberales que causaron millones de pobres, desempleo galopante y décadas perdidas para el desarrollo económico y social.
Las consecuencias de este “avance hacia el pasado” se pueden observar con claridad en Argentina y Brasil, donde se congelan o se destruyen programas de beneficio popular que dan vivienda, salud, escuela e infraestructura a los más pobres, al mismo tiempo que se conceden jugosas canonjías a las grandes empresas.
El destino de Ecuador habría sido el mismo, pues ya el candidato por la agrupación conservadora Creando Oportunidades, CREO, el banquero Guillermo Lasso, había mostrado sus intenciones de borrar las huellas de la Revolución Ciudadana sobre el país y también de renunciar a la construcción de nuevos mecanismos de integración regional con soberanía e independencia.
Una muestra del divorcio de Lasso con la auténtica democracia y el patriotismo es que en lugar de aceptar el veredicto de las urnas, advirtió su voluntad de impugnar los resultados e, incluso, de apelar a la desprestigiada Organización de Estados Americanos, desdirigida en la actualidad por el anexionista y fiel servidor de los intereses de Washington, Luis Almagro.
Apenas conocerse los resultados preliminares emitidos por el Consejo Nacional Electoral, que ya daban ventaja a Moreno, simpatizantes de CREO provocaron actos de violencia en Quito, la capital, y en otras ciudades del interior.
Parece que olvidaron que en cada una de la mesas distribuidas por todo el territorio, así como en varias naciones donde hay ciudadanos ecuatorianos, hubo representantes de los dos partidos, que verificaron minuciosamente tanto el proceso del sufragio como el conteo de los votos.
También las misiones de observación internacional tuvieron la oportunidad de participar en el proceso desde antes del día decisivo y la misma OEA envió una delegación encabezada por el expresidente dominicano Leonel Fernández.
Es verdad que el resultado fue apretado, con una diferencia de dos puntos, pero el señor Lasso haría bien en recordar que en ese tipo de eventos un solo voto de ventaja para uno de los contendientes basta para declararlo vencedor.
En lugar de abrir nuevas grietas en la sociedad, el candidato de CREO debería contribuir a enfrentar con éxito una coyuntura económica adversa, sobre todo en los mercados internacionales y mantener el prestigio y el respeto ganado durante los gobiernos de Rafael Correa, y que Lenin Moreno se dispone a incrementar.