Por María Josefina Arce
Las festividades por la semana santa, conmemoración anual cristiana seguida por cientos de millones de personas en el mundo, fueron aprovechadas por la oposición venezolana para incitar a la violencia y el odio y generar un clima de ingobernabilidad que busca fomentar la intervención extranjera contra Venezuela.
Sin respetar las celebraciones seguidas por millones de venezolanos, la derecha durante las dos últimas semanas promovió actos vandálicos que el gobierno del presidente Nicolás Maduro estimó provocaron pérdidas millonarias.
Entre los principales objetivos dañados destacan escuelas, centros ambulatorios de salud de la Misión Barrio Adentro, almacenes de alimentos, oficinas gubernamentales, avenidas y plazas públicas, y el Metro de Caracas.
Las evidencias arrojaron que esos grupos fueron contratados por líderes de partidos políticos de derecha con el objetivo de que ocasionaran destrozos e incendiaran Caracas, la capital venezolana.
El propio presidente Maduro presentó en televisión seis videos en que los detenidos por los hechos confiesan haber recibido pagos de unos 75 dólares, por la ejecución de las acciones violentas.
Lo cierto es que a la oposición, como bien ha dicho Maduro, no le interesa el orden constitucional, ni el crecimiento económico o social de la patria, solo quiere expoliar las riquezas naturales que pertenecen al pueblo y por ello, si pierden en las urnas, se decantan por desestabilizar el país para acceder al poder por vías inconstitucionales, afirmó.
Ya en 2014 la derecha también incentivó actos violentos que dejaron unos 40 muertos y cientos de lesionados para provocar el caos y tratar de echar por tierra los notables avances de la Revolución Bolivariana.
Pero sus intenciones no engañan a nadie y una reciente encuesta reflejó que 61 por ciento de la población considera que la oposición carece de un programa sólido y sensato para solventar las dificultades económicas de la nación.
La investigación realizada por la encuestadora Hinterlaces señala que un 55 por ciento de la población prefiere que el gobierno del presidente Nicolás Maduro tome medidas efectivas y solucione los fallos de la economía nacional.
Y es que los venezolanos han sufrido la guerra económica desarrollada por la derecha que va desde provocar el desabastecimiento, la subida irracional de los precios hasta la utilización de la moneda nacional, el bolívar, y ataques cibernéticos contra la banca.
El gobierno no obstante, sigue apostando por la paz. El presidente Maduro reiteró en las últimas horas que cree en el diálogo sobre principios, de manera pacífica y con bases democráticas, para solventar los problemas de los venezolanos.
Maduro convocó a la derecha a abandonar la agenda de violencia y participar en un proceso de negociación para trabajar de manera unida por la paz y el desarrollo económico de Venezuela, declaró.
Sería oportuno que por una vez, la derecha mostrara seriedad y responsabilidad y se sentara de buena fe a conversar con las autoridades de cómo poder trabajar juntos a favor de todos los venezolanos, la gran mayoría de los cuales están decididos a defender las conquistas de la Revolución Bolivariana.