por Roberto Morejón
De manera gradual, la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, al oeste de La Habana, aprueba nuevos proyectos de inversión extranjera, esenciales para Cuba, pues la economía requiere de capitales frescos, tecnologías y mercados.
La inversión número 24 fue admitida recientemente para fabricar materiales de construcción y acometer planes previstos en la economía.
Cuba aceptó la presencia con capital ciento por ciento extranjero de una compañía portuguesa que al asociarse con el productor local fundó Engimov Caribe, Sociedad Anónima.
Se trata de la primera de ese país europeo asentada en la Zona Especial de Mariel destinada a convertirse en la puerta de entrada por excelencia del comercio y las inversiones en Cuba.
Hablamos de una empresa de mediana escala con una década de experiencia radicada en 9 países y conocimientos especializados en la rama de la construcción civil y las obras públicas.
Con la incorporación de la entidad portuguesa, suman cinco los proyectos ratificados en el Mariel en los últimos cinco meses.
También se asentaron dos compañías españolas para la logística hotelera y la fabricación de pinturas especiales, otra panameña dedicada a la infraestructura del transporte y una brasileña.
De las 24 empresas, 14 son de capital totalmente extranjero, cuatro de capital cubano, cinco mixtas y una representa una asociación económica internacional.
La Zona Especial de Desarrollo de Mariel cuenta ahora con más de 966 millones de dólares captados por vía de la inversión extranjera, y cuando se concreten las operaciones generará más de cuatro mil empleos.
El enclave avanza sostenidamente, sin apresuramientos, en su estrategia de estimular acuerdos integrales que sustituyan importaciones, fomenten ventas y generen empleos, en relación directa con el comercio internacional y la economía doméstica.
Sin embargo, el gobierno instruyó a sus negociadores imprimir mayor ritmo a las tramitaciones de inversiones del exterior, sin renunciar a la calidad de los procesos.
El avance económico del país así lo requiere para tratar de acercarse a la necesaria tasa de crecimiento sostenida de al menos 7% anual contra un promedio que hasta ahora ronda dos por ciento.
Cuba requiere flujos de inversión extranjera directa de entre 2 000 y 2 500 millones de dólares anuales para imprimirle prosperidad y sustentabilidad al modelo local.
Además, la economía nacional atraviesa por un momento complejo por las restricciones con la liquidez en divisas y los efectos de la contracción de socios comerciales.
A lo anterior se añaden el difícil panorama mundial y el bloqueo económico de Estados Unidos.
Las inversiones extranjeras constituyen entonces un factor cardinal para paliar esas adversidades y acelerar el desarrollo.
