Por Eduardo Luis Martín
Desde los primeros momentos de la lucha revolucionaria, Fidel Castro le concedió especial importancia a la unidad del pueblo para derrotar a la tiranía que gobernaba en Cuba antes de 1959 y posteriormente fue uno de los pilares en los que se apoyó para llevar adelante la obra de la Revolución.
De igual forma, a partir de su comienzo la lucha guerrillera en la Sierra Maestra fue concebida por el Comandante en Jefe bajo el principio de unidad entre los integrantes del Ejército Rebelde y el campesinado, en quien la Revolución encontró un valioso y fiel aliado, conocedor del terreno y dispuesto a cooperar y unirse a las fuerzas rebeldes.
Un ejemplo del valor que el líder cubano le concediera a la unidad fue la orden dada al Comandante Ernesto Che Guevara como jefe de la Columna Invasora número ocho Ciro Redondo, al llegar a las montañas del Escambray, el 16 de octubre de 1958, consistente en unificar bajo un mando único a las fuerzas incorporadas a la lucha revolucionaria en el centro del país.
Con el coraje y lealtad que caracterizaban al guerrillero argentino-cubano, la orden resultó cumplida cabalmente como se le había orientado, y haciendo caso omiso a las actitudes negativas de prepotencia y caudillismo de los jefes del denominado Segundo Frente del Escambray, el Che aglutinó a los verdaderos revolucionarios para llevar adelante los planes trazados para la lucha en el territorio, identificada como Campaña de Las Villas.
De esa manera se unieron bajo un mando único los miembros de las Columnas invasoras que dirigieran el Che y Camilo, con los hombres del Movimiento 26 de Julio, los integrantes del Directorio Revolucionario 13 de marzo, a los que se unieron posteriormente, miembros del Partido Socialista Popular.
A partir de esa unión se emprendieron los planes de ataque a las posiciones de la tiranía con fuerzas combinadas, tal como se hizo en el cuartel de Güinía de Miranda, primero en el territorio central, seguido de un grupo de acciones combativas en otros enclaves, lo que permitió aprovisionarse de armamentos y municiones hasta liberar otras localidades e incorporar fuerzas del pueblo, lo que culminó con la emblemática Batalla de Santa Clara a fines de diciembre de 1958.
Al triunfar la Revolución, Fidel puso en práctica la estrategia de unir para vencer y promovió la unidad de las distintas
organizaciones políticas y su apoyo imprescindible en el pueblo.
En un comienzo se crearon las Organizaciones Revolucionarias Integradas, y más tarde surgió el Partido Unido de la Revolución Socialista hasta la constitución del Partido Comunista de Cuba, la máxima expresión de la vanguardia de la Revolución, sostén ideológico de la sociedad en Cuba y guía insustituible en la construcción del Socialismo en la Patria de Martí y de Fidel.
Ante la cobarde agresión mercenaria a mediados de abril de 1961, con tropas combinadas del aguerrido Ejército Rebelde, las Milicias Nacionales Revolucionarias y otros efectivos del pueblo se libraron los combates en el enfrentamiento a la invasión por Playa Girón, la cual fue derrotada en menos de 72 horas, lo que constituyó la primera gran derrota militar del Imperialismo en América.
Otra epopeya del pueblo unido frente a las agresiones enemigas devino la campaña librada contra las bandas contrarrevolucionarias en el Escambray y otras zonas del país.
Ya en el desarrollo económico, político y social de la Isla revolucionaria el vínculo estratégico de la alianza obrera y campesina ha sido eje principal en cada etapa desde los primeros tiempos hasta la actualidad, lo que existe en las más diversas maneras.
Desde la campaña de alfabetización, las oportunidades ofrecidas a los hijos de los campesinos y obreros, de superarse y hacerse profesionales, la aplicación de la ciencia y la técnica en la agricultura y otras ramas de la economía, hasta los adelantos experimentados en los campos y ciudades son realizaciones a partir de las ideas de Fidel.
Durante más de medio siglo de constantes transformaciones en las esferas de la educación, salud, igualdad social, sin discriminación de razas ni credos, en la cultura, el deporte y la recreación para todos, son infinitos los beneficios alcanzados por el pueblo cubano, alentados siempre por el líder eterno de la Revolución en su concepto de unidad.
(Tomado de la ACN)