Por: Guillermo Alvarado
Con una heroica y prolongada huelga de hambre, que ya está causando severas afectaciones a la salud de varios de sus protagonistas, prisioneros palestinos en cárceles de Israel buscan llamar la atención de la comunidad internacional sobre la grave crisis humanitaria, política y social en que vive esta población en los territorios ocupados por el régimen sionista.
De acuerdo con organizaciones defensoras de los derechos del pueblo palestino, en el comienzo de la tercera semana de la protesta ya algunos de los huelguistas, que sólo consumen agua y sal, comienzan a presentar síntomas de pérdida del equilibrio, atrofia muscular y fatiga extrema.
Entre otras demandas, se pide a la Organización de las Naciones Unidas que nombre una comisión internacional para que realice una inspección sobre las condiciones de confinamiento de los palestinos en las cárceles israelíes, donde se comenten numerosas tropelías que violan las normas elementales del derecho.
Una de las ilegalidades perpetradas por las autoridades de Tel Aviv es la denominada “detención administrativa”, una práctica que permite mantener prisionera a una persona durante varios meses sin presentar cargos, ni informarle a la víctima sobre cuáles son las causas de su captura.
También se exige que termine la transferencia arbitraria de los detenidos dentro de los distintos recintos carcelarios ubicados en territorio israelí y que se eliminen las restricciones a las visitas de los familiares de los confinados.
La huelga de hambre coincide con la difusión de un estudio realizado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la Unctad, donde se demuestra que la ocupación israelí sobre territorio palestino causa severos daños y desequilibrios en la actividad comercial de este pueblo, así como en la administración presupuestaria y el proceso de captación de inversiones.
Las distorsiones sufridas por la economía palestina, sobre todo en las ramas de la manufactura y la agrícola, impiden el desarrollo y la creación de empleos, afirma la investigación.
La Unctad concluyó que “la comunidad internacional debería asumir su responsabilidad y obligaciones con el pueblo palestino prestando un apoyo financiero suficiente y respaldando los esfuerzos de las autoridades” para fortalecer la economía, que se ha visto drásticamente restringida por la ocupación.
Desde la creación del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, el sionismo ha desatado una guerra sin cuartel contra la población palestina, que ha sufrido la pérdida paulatina de su territorio debido a la política de expansión impulsada desde Tel Aviv y cuya figura más visible es la construcción ilegal de colonias sobre suelo ocupado.
La situación empeoró tras la llamada “guerra de los seis días”, iniciada el 5 de junio de 1967, y en estos momentos llega a límites insoportables, ante la indiferencia de la comunidad mundial y la misma ONU, donde se decidió la partición del territorio palestino, raíz de una crisis humanitaria indetenible, que se ha prolongado ya casi durante 70 años. FIN