Ciberataque masivo, una advertencia a tiempo

Editado por Pedro Manuel Otero
2017-05-16 09:42:14

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Por Guillermo Alvarado

Unas 200 mil computadoras de 150 países resultaron afectadas por el mayor ataque informático registrado jamás, en clara muestra de que en este mundo globalizado e interconectado se han desatado no sólo técnicas novedosas de espionaje y control sobre aliados y adversarios, sino que también existen otras formas de delincuencia que se mueven en el denominado “ciberespacio”.

Lo nuevo en este caso no son las técnicas utilizadas, los llamados “ransomware”, que en el idioma de Cervantes, el que nosotros utilizamos, no son otra cosa que programas informáticos creados para penetrar una computadora, tomar el control de su contenido y pedir un rescate a cambio de liberar la información.

Este tipo de herramientas existen desde hace años y en 2013 la empresa de seguridad informática McAffe había detectado 250 mil tipos, es decir un cuarto de millón.

La singularidad de este ataque está en su amplitud, en la masividad con que fue perpetrado y que el programa utilizado, conocido como “WannaCry”, “quiero llorar”, en español, está en varios idiomas, lo que demuestra la voluntad de los piratas informáticos, a los que algunos identifican por el término en inglés de “hackers”, de golpear de manera simultánea en distintos puntos del planeta.

Este programa malicioso se transmite como un virus informático, sea por medio del adjunto de un correo electrónico, videos de páginas desconocidas, actualizaciones de programas o, incluso, de sistemas normalmente inofensivos, como Windows o Adobe Flash.

 

Hasta el momento los sistemas operativos libres, como Linux, están inmunes a estas agresiones, pero eso no excluye que exista un riesgo en el futuro.

A las víctimas se les pidió la suma de 300 dólares estadounidenses a cambio de “liberar” la información que fue bloqueada, es decir que estamos ante un vulgar caso de chantaje o extorsión, si bien a escala cibernética. En este sentido la operación pirata no parece haber sido un éxito, pues a pesar de la cantidad de aparatos inmovilizados, las transacciones hasta el lunes no pasaban de unos 30 mil dólares.

Entre los afectados figuran el sistema de salud británico, el gigante de las comunicaciones español Telefónica, algunos bancos rusos y gran cantidad de empresas en Asia, Estados Unidos y México. Este lunes la policía de investigaciones europea, Europol, informó que el ataque parece haberse detenido.

Se trata, sin embargo, de una advertencia para toda la comunidad científica vinculada con la seguridad informática, para los gobiernos, los políticos y los usuarios de la famosa red de redes de mantenerse alertas y no descuidar las normas elementales de seguridad, cuya base está en el principio de no navegar por páginas desconocidas, de origen dudoso, ni abrir tranquilamente adjuntos de un remitente que no es de nuestra confianza.

Ya sabemos que nuestra computadora conectada a la red puede ser un instrumento para espiarnos. Son conocidas en ese sentido las acciones de agencias de seguridad estadounidenses o europeas. No permitamos que también se conviertan en una vía para estafarnos, extorsionarnos o, dicho simple y llanamente, robarnos.

 

 



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