por Guillermo Alvarado
La Organización de las Naciones Unidas afirmó en un comunicado que las prácticas de ocupación, colonización y otros abusos cometidos por Israel en los territorios palestinos son la principal causa de los sufrimientos y las necesidades de ese pueblo, que se extienden ya por más de medio siglo.
En ocasión del próximo 50 aniversario de la llamada “guerra de los seis días”, que culminó con la ocupación de Palestina, la oficina de asuntos humanitarios de la ONU señaló que la violencia, los desplazamientos forzosos, la falta de acceso a servicios indispensables y otras violaciones a los derechos humanos, tienen un severo impacto en millones de pobladores, sobre todo en los más vulnerables, que son los niños.
Sólo en 2016, precisa el documento, el número de palestinos que fueron obligados en Cisjordania a abandonar sus viviendas, que fueron demolidas, ascendió a 1 601, de ellos 759 niños, quienes quedaron a la intemperie y debieron albergarse en precarios campamentos, como decenas de miles de sus compatriotas.
Esa región, además, está salpicada por más de 572 obstáculos que impiden el libre desplazamiento por las carreteras, además de cientos de puntos de control donde la población, en su propio suelo, debe identificarse ante los ocupantes y ser objeto de puntillosos registros. Este procedimiento, en no pocas ocasiones, finaliza con la detención “administrativa” de la víctima, que puede pasar meses en prisión sin que se le hagan cargos, o se le expliquen las razones que llevaron a su captura, en clara violación a cualquier norma civilizada.
Es común también el robo de propiedades a familias palestinas, por la sola razón de que algún colono israelí estima que está en una buena ubicación geográfica, o cercana a una fuente de agua. Las leyes sionistas le garantizan a sus ciudadanos el auxilio del ejército para consumar el despojo y se le facilitan los procedimientos para inscribir a su nombre los terrenos.
Esta práctica ilegal tiene su base en que muchos palestinos habitan desde tiempos remotos en un lugar, sin haber obtenido nunca un documento que garantice su propiedad, lo cual facilita el robo.
La crisis humanitaria, sin embargo, alcanza niveles sin precedente en la Franja de Gaza, un área de 300 kilómetros cuadrados totalmente bloqueada por mar y tierra, donde se hacinan un millón y medio de palestinos en condiciones de extrema precariedad.
Esta zona, por ejemplo, tiene la tasa de desempleo más alta de todo el mundo debido al colapso casi total de la economía, devastada por continuos ataques militares, demoliciones y otras prácticas sionistas.
Al férreo bloqueo se suma el cierre de la frontera con Egipto, que el año pasado sólo abrió el paso a personas, mercancías y ayuda humanitaria de emergencia durante 44 días, lo que agrega un sufrimiento adicional a las personas.
El informe de la ONU es sin dudas un documento valioso, pero corre el riesgo de quedarse en papel mojado, como decenas de resoluciones que no han motivado hasta ahora una acción firme y decidida contra el régimen sionista de Israel, que con total impunidad y ante los ojos insensibles del mundo lleva a cabo un genocidio cuidadosamente planificado y ejecutado, al más puro estilo de los nazis.