por María Josefina Arce
Este lunes tuvo lugar una nueva sesión del Comité de Descolonización de la ONU para analizar el caso de Puerto Rico, colonia norteamericana desde 1898, condición que sin embargo, niega Estados Unidos, que presenta al país caribeño como un Estado Libre Asociado.
Pero la sesión de este lunes tuvo una connotación especial. Emotiva e histórica fue la participación de Oscar López Rivera, quien cumplió más de 35 años en prisión en Estados Unidos, 12 de ellos aislado, por luchar por la verdadera independencia de su pueblo.
Gracias a la constante lucha de muchas personas, no solo puertorriqueñas, sino de todas partes del mundo, López Rivera quedó en libertad el pasado 17 de mayo tras recibir una conmutación de su condena por el presidente Barack Obama en vísperas de dejar el cargo.
El texto fue presentado nuevamente por Cuba, que recordemos fue quien introdujo en el Comité en 1972 el caso de Puerto Rico. En esta ocasión como en años anteriores también contó con el respaldo de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Siria y Venezuela, entre otras naciones.
El documento aprobado demanda una vez más a Washington asumir su responsabilidad y reconoce el derecho del pueblo boricua a la libre autodeterminación e independencia.
Una resolución similar fue aprobada el año pasado en el Comité Especial integrado por 29 países, la trigésima quinta desde 1972, todas ignoradas por Estados Unidos.
Esta nueva sesión estuvo marcada por un Puerto Rico en bancarrota, que no escapa de su condición colonial y que sufre en la actualidad los dictámenes injerencistas de una Junta de Control Fiscal, creada por el Congreso norteamericano a través de la mal llamada Ley Promesa, para controlar las finanzas gubernamentales.
Abusivas han sido calificadas las medidas adoptadas por la Junta que se han traducido en recortes en los servicios básicos que ya han sufrido un deterioro en el territorio boricua y en el aumento de las tarifas de agua y energía eléctrica.
La presencia de López Rivera en el recinto deja bien clara cuál es la postura de la población puertorriqueña, ante la última maniobra colonialista de Estados Unidos de efectuar el pasado día 11 un plebiscito sobre el estatus político de la isla caribeña.
El secretario de Estado de Puerto Rico, Luis Rivera Marín, fue el encargado de presentar los resultados de la consulta que no reflejan la realidad y que fuera calificada como una burla por gran mayoría de los puertorriqueños.
Solo un 23% de los más de dos millones de electores empadronados concurrió a las urnas para una nueva consulta, sin carácter vinculante y que se suma a las que con anterioridad ha efectuado Estados Unidos.
El plebiscito del pasado día 11 fue el quinto de la historia de la relación política de Puerto Rico con EE.UU. después de los de 1967, 1993, 1998 y 2012, ninguno de los cuales sirvió para que Washington tomara la iniciativa para cambiar el actual estatus político.
De ahí que la resolución adoptada en la histórica jornada de este lunes incluye el hecho de la baja participación y establece que la consulta 'no estuvo diseñada para promover la descolonización conforme la resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU
El independentista boricua Oscar López Rivera en su intervención dijo que su país 'necesita ayuda' y pidió que se eleve el caso del estatus político de la isla ante la Asamblea General 'para poner fin a la colonización, la cual calificó como un crimen contra la humanidad.